Los canónigos provienen de la familia de las valerianáceas, destacan por poseer un llamativo color verde y sus pequeñas hojas forman un manojo. La planta de la que proceden tampoco es muy esplendorosa, ya que su tamaño no llega a superar los 30 cm de altura. Resiste muy bien al ...
Los canónigos provienen de la familia de las valerianáceas, destacan por poseer un llamativo color verde y sus pequeñas hojas forman un manojo. La planta de la que proceden tampoco es muy esplendorosa, ya que su tamaño no llega a superar los 30 cm de altura. Resiste muy bien al frío y, según apuntan desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN) es una variedad que "crece en estado salvaje en toda la zona templada de Europa, Asia Menor y el Cáucaso". De textura crujiente y característico sabor, se suele consumir en crudo, en ensaladas, como ingrediente principal, o junto con la lechuga y otras variedades de hoja verde, como la rúcula, los berros, etc. En la página web de fichas.infojardin.com describen que "su sabor recuerda el de las nueces y su olor es ligeramente ácido".
A pesar de ser una planta que no llama la atención por sus proporciones, sí que lo hace por su valor nutricional. En 100 gramos de este comestible hay 650 µg de vitamina A, y 35 mg de vitamina C. Asimismo, contiene 421 mg de potasio, 49 mg de fósforo y 35 mg de calcio. Tampoco se queda corta en yodo y hierro, con 33,5 µg y 2 mg, respectivamente. En lo que respecta al primero, "dependerá de la riqueza del suelo en este mineral, allá donde ésta crezca", indican desde FEN. De este modo, el organismo incide en que "150 g de esta `hierba de ensalada´ cubren más de la cuarta parte de la cantidad diaria recomendada de esos dos nutrientes para hombres y mujeres, algo menos (17%) respecto a las necesidades de hierro en las mujeres. Estos aportes se consiguen con una cantidad realmente mínima de calorías (sólo 17 kcal por 100 g) y grasas (0,4%), por lo que ayudan a reequilibrar la dieta invernal. Aporta también proteínas (1,8%) y una `inyección de vitalidad´ gracias a su alto contenido en clorofila y otros micronutrientes".
Por otra parte, otro de los aspectos a destacar es que los canónigos son bajos en calorías al estar dotados nada más de que 0,7 g de hidratos de carbono, y al estar mayormente compuestos por agua 95,6 g y por 1,5 g de fibra son beneficiosos para regular el tránsito intestinal.
Pero en ensaladas no es la única forma en que podemos consumir este producto, ya que es posible introducirlo en nuestras tortillas, cremas, gazpachos, arroces, batidos, pizzas, sándwiches, etc. Si te decantas por emplear este comestible en crudo, recuerda que "necesita poco aliño y suave, si se quiere disfrutar de su paladar herbáceo, fresco y a veces ligeramente picante. Si se va a cocinar es mejor optar por cocciones cortas", señalan desde la Fundación. Para su conservación, debido a que se trata de un alimento delicado, es preferible guardarlo en el frigorífico "cubierto con un papel absorbente o introducido en una bolsa de plástico perforada para que no coja el olor de la nevera", así como "rociar con agua para refrescarlo", señalan desde fichas.infojardin.com.