Desde una perspectiva holística de la enfermedad, se percibe la importancia de entender que, para disfrutar de la salud, es necesario que todos los ámbitos estén correctamente cubiertos. El apoyo al enfermo y sus allegados, desde todas las instancias y a todos los niveles, es imprescindible para alcanzar este objetivo. ...
Desde una perspectiva holística de la enfermedad, se percibe la importancia de entender que, para disfrutar de la salud, es necesario que todos los ámbitos estén correctamente cubiertos. El apoyo al enfermo y sus allegados, desde todas las instancias y a todos los niveles, es imprescindible para alcanzar este objetivo. Así, sería recomendable:
1-Conocer todas las posibilidades de tratamiento. Pueden emplearse, solas o combinadas, numerosas opciones terapéuticas en función de la patología de la que se trate: medicamentos, cirugía, tratamientos psicológicos y conductuales, entre otras posibilidades. Conocerlas facilitará su implementación y la adherencia a las indicaciones de los médicos.
2-Informar de la situación a las personas implicadas. Por ejemplo, en el caso de los niños, puede ser necesario contar en el colegio lo que sucede para aumentar la comprensión sobre los síntomas, reducir las burlas y disminuir el estrés de los niños afectados. Encontrar un ambiente amistoso y comprensivo mejorará la calidad de vida del paciente. Además, es posible realizar cambios en los sitios asignados en clase, darle un tiempo extra para completar las tareas o lo que sea necesario para mejorar su situación en el centro de estudios y alcanzar un mayor rendimiento.
3-Cuando el afectado es un niño, la capacitación de los padres es fundamental durante todo el tiempo que dure el proceso. Les ayuda a entender mejor los problemas a los que se enfrenta su hijo y les permitirá aprender herramientas específicas para poder ayudarles a recuperarse y disfrutar de una mayor calidad de vida.
4-Preparar a las personas significativas. Es un punto fundamental porque son los pilares sobre los que se sustenta el afectado. Educarles en la comprensión del problema y que puedan conocer realmente lo que sucede, redundará en beneficio del paciente porque podrán ofrecer una mayor comprensión, ayuda y colaboración en cada momento.
5-Realizar adaptaciones ambientales. Es más fácil de lo que parece, solo es necesario organizarse. Si en el puesto de trabajo el paciente tiene problemas de luz o privacidad, por ejemplo, puede cambiarse su mesa a otra localización sin que los demás se vean afectados.
6-Un adulto que padece una enfermedad crónica, puede sentirse reconfortado hablando y compartiendo experiencias con otros adultos que tengan la misma alteración.
7-Si el afectado por la enfermedad es un niño, a los padres puede ayudarles establecer una comunicación fluida con otros padres que tengan hijos que presentan el mismo problema. Es probable que estén viviendo situaciones similares y resulte agradable compartir y resolver entre todos los problemas a los que se enfrentan. Es importante señalar que no todas las situaciones son idénticas y deben ser analizadas y resueltas por el médico encargado del tratamiento.