Existen diferentes desmaquillantes dependiendo de las necesidades de cada piel. De ese modo, podemos encontrarnos con múltiples formatos cómo limpiadores en aceite, crema, espuma, leche o gel. Si no sabes muy bien cuál es el producto que más te conviene, hemos elaborado una pequeña guía asociada a la limpieza facial, teniendo ...
Existen diferentes desmaquillantes dependiendo de las necesidades de cada piel. De ese modo, podemos encontrarnos con múltiples formatos cómo limpiadores en aceite, crema, espuma, leche o gel.
Si no sabes muy bien cuál es el producto que más te conviene, hemos elaborado una pequeña guía asociada a la limpieza facial, teniendo en cuenta los tres tipos de piel: seca, sensible y grasa.
La limpieza debe formar parte de nuestra rutina habitual. Es un primer paso que debemos cumplir para que la piel esté perfectamente limpia y absorba con mayor efectividad la crema hidratante.
Es necesario que hagamos una limpieza facial dos veces al día: una vez por la mañana, nada más levantarnos, y otra vez por la noche. También conviene saber qué tipo de textura es la que mejor nos conviene dependiendo de nuestro tipo de piel.
Por ejemplo, los especialistas aseguran que las pieles sensibles reciben mucho mejor las texturas lechosas. Estas ofrecen frescor y evitan que se produzca un secado en exceso. Los productos desmaquillantes en aceite también son adecuados.
En cuanto a las pieles grasas, las de gel son perfectas para poder controlar el exceso de lípidos. Los productos en mousse, por su parte, son recomendables para las pieles que tienen cierta tendencia al acné. El objetivo es ofrecer una composición que favorezca el metabolismo celular y la formación de tejido nuevo. Si tenemos en cuenta las pieles maduras, las leches limpiadoras son la mejor opción, más aún si se dedican a exfoliar sutilmente la piel.
Para las pieles secas necesitamos productos que aporten hidratación para evitar esa sensación tan molesta que aparece cuando la piel está tirante. Además, debe ser respetuosa con la función protectora de la piel. Para ello es recomendable el uso de limpiadores de aceite porque aportan bastante hidratación.
En el mercado existen productos aceitosos que limpian en profundidad la piel, pero de una forma suave y ligera, dejando la piel perfectamente suave e hidratada. Algunos de estos productos han sido elaborados con aceites de almendras dulces, jojoba o argán, que tratan de nutrir y calmar la piel al mismo tiempo que desmaquillan e hidratan.
Estos aceites de calidad pueden retirarse con ayuda de un algodón o con agua tibia y son el paso perfecto para empezar nuestra rutina de belleza.
Las pieles sensibles deben evitar ciertos ingredientes, como por ejemplo el ácido salicílico, el ácido glicólico y la vitamina C. Estos elementos pueden dañar aún más la piel y dejarla irritada. Del mismo modo, no se recomienda el uso de exfoliantes ni accesorios que generen fricción en la piel.
Los desmaquillantes para pieles sensibles deben ser capaces de eliminar las impurezas, al mismo tiempo que garantizan una alta tolerancia en las pieles con tendencia a las rojeces. De ese modo, en las rutinas de belleza se debe apostar por productos que carezcan de fragancias y exceso de alcohol.
Es importante disponer de productos específicos para pieles sensibles con propiedades regeneradoras y calmantes, ofreciendo una limpieza ultra rápida y dejándola suave, aliviada y fresca.
Para eliminar el exceso de sebo es preferible utilizar limpiadores líquidos de efecto jabonoso. En el mercado existen espumas limpiadoras o productos en forma de mousse ligera que dejan la piel limpia y también hidratada. De ese modo, los geles limpiadores se han convertido en imprescindibles para las pieles grasas o propensas al acné al reducir el número de poros negros y eliminar el exceso de grasa.