Ni el pan engorda, ni comer zanahoria favorece el bronceado: 5 mitos sobre nutrición que siempre dimos por buenos

María Robert 

La Fundación Española de Nutrición ha desmontado algunas falsas creencias sobre alimentación en su guía 'Tu elección saludable'

26/05/2022

Uno de los medios principales a nuestro alcance para conservar la salud es la alimentación. Y una alimentación saludable debe ser equilibrada, variada y moderada. En esas tres cualidades no hay cabida para las dietas restrictivas ni para demonizar ciertos alimentos. Es por eso que la Fundación Española de Nutrición ...

Uno de los medios principales a nuestro alcance para conservar la salud es la alimentación. Y una alimentación saludable debe ser equilibrada, variada y moderada. En esas tres cualidades no hay cabida para las dietas restrictivas ni para demonizar ciertos alimentos. Es por eso que la Fundación Española de Nutrición ha desmontado algunos de los mitos más comunes relacionados con la nutrición en su guía Tu elección saludable.

El pan engorda

El pan es un alimento básico en nuestra dieta y característico de la dieta Mediterránea. Su valor caló-rico es aproximadamente de 277 kcal por 100 g. Lo único que nos engorda son las calorías consumidas de más, procedan de donde procedan, y que no son gastadas por nuestro organismo, almacenándose en forma de grasa.

Comer zanahoria favorece el bronceado

El bronceado se define como el oscurecimiento de la piel inducido por la radiación ultravioleta. Se da cuando la melanina presente en las células de la epidermis aumenta, por lo que la piel adquiere un tono moreno. La creencia popular sostiene que el consumo de zanahorias favorece o acelera este proceso, debido principalmente a la cantidad de carotenos presentes en ellas.

Sin embargo, la realidad es que el color anaranjado que se logra tras el consumo prolongado de zanahorias no puede considerarse técnicamente un bronceado, ya que se produce por la coloración que aportan los pigmentos de la zanahoria (betacarotenos) y no por el incremento de melanina.

La fruta engorda más si se toma como postre

Muchas son las personas que deciden comer las frutas antes de la comida por comentarios como este. Otros, sin embargo, prefieren comer la fruta antes aduciendo que de ese modo comen una menor cantidad de alimentos (en este caso es cierto porque la fruta nos sacia por su contenido en fibra).

Ciertamente, el aporte calórico de la fruta y su valoración nutricional es la misma tanto si se come antes, después o durante las comidas. Cabe destacar, además, que no hay ninguna razón por la que el consumo de fruta como postre genere molestias digestivas.

La leche entera o desnatada

Es cierto que la grasa de la leche es principalmente de tipo saturada, sin embargo, estas se componen de un amplio conjunto de ácidos grasos y no son todos iguales. En la leche están presentes un tipo de ácidos grasos saturados de cadena corta y media que tienen efectos diferentes a los ácidos grasos saturados de cadena larga presentes en grasas comestibles. Recientes estudios afirman que esta grasa láctea no solo no sería perjudicial, sino que podría tener un efecto protector frente a la salud cardiovascular y otras enfermedades crónicas como el síndrome metabólico o la diabetes.

En cualquier caso, en las leches desnatadas, al ser eliminada la porción grasa, se ve disminuido su contenido en vitaminas liposolubles como la A, D y E. Por tanto, si se opta por elegir leches semi o desnatadas, deberían estar enriquecidas con las vitaminas que han sido eliminadas.

El huevo eleva el colesterol

El colesterol es un componente fundamental para las células de nuestro cuerpo, pero no es considerado un nutriente esencial, ya que puede ser sintetizado por el organismo (colesterol endógeno) y también puede ser aportado por la dieta (colesterol exógeno). Se encuentra exclusivamente en alimentos de origen animal.

El huevo contiene cantidades importantes de colesterol, pero los efectos negativos que se le atribuyen en cuanto a ser el principal factor en la elevación del colesterol sanguíneo no están justificados. El consumo excesivo de grasas saturadas es el principal responsable del aumento del colesterol, más que los productos ricos en colesterol en sí.

Así, aunque el huevo se podría incluir todos los días en nuestra dieta por su valor nutricional, se regula su consumo mediante las recomendaciones, ya que una mayor frecuencia de consumo de este grupo de alimentos reduciría el consumo de alimentos de los otros grupos, que son fuentes de otros nutrientes.

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