Cuando una persona se ve sometida a una situación traumática provocada por un suceso estresante, que le provoca efectos psicológicos negativos y puede resultar incapacitante, es posible que esté sufriendo un Trastorno por Estrés Postraumático.

Tras sufrir un evento traumático, lo normal es que, con el tiempo, las personas afectadas lo superen. En el caso de padecer TEPT, no se recuperan, se sienten asustados mucho después de que haya sucedido. En ocasiones, los síntomas de TEPT pueden comenzar más tarde y fluctuar a lo largo del tiempo.

Son varios los síntomas asociados al TEPT, aunque no tienen que ser coincidentes en todos los pacientes, pues cada uno lo vive a su manera. Lo más frecuente es que se inicien poco después del trauma. En ocasiones, pueden aparecer meses o años después del evento. Tampoco es preciso que se mantengan continuamente, pudiendo fluctuar su presencia a lo largo de los años. Si duran más de un mes, generan mucha angustia y/o afectan a la calidad de vida, es recomendable acudir al especialista.

De manera general, entre los síntomas más frecuentes se incluyen: evasión, reviviscencias, desapego, hipervigilancia, reactividad, pesadillas, ira, irritabilidad, fatiga emocional y síntomas cognitivos y del estado de ánimo, entre otros. Se presentan cuando el afectado revive el suceso traumático, por lo que intenta evitar todo lo que puede evocar el evento traumático.

Los expertos señalan que existen factores que ayudan a reducir el riesgo de desarrollar TEPT. Aplicar estrategias de afrontamiento correctas o formas de superar el episodio traumático y buscar la ayuda de amigos, familiares o un grupo de apoyo con los que poder hablar y comentar lo que les sucede, por ejemplo, resultan muy adecuados.

El diagnóstico del TEPT, debe ser realizado por un médico y/o un profesional de la salud mental. Suelen emplear un examen físico completo y pruebas específicas de salud mental con las que podrá detectar la presencia de los criterios que definen el trastorno.

En el tratamiento del TEPT suele emplearse tratamiento farmacológico y psicoterapia, normalmente combinados para aumentar la eficacia. De manera general, se utilizan:

1-El tratamiento farmacológico adecuado para mejorar los síntomas asociados al TEPT. Se emplean antidepresivos para controlar la preocupación, la tristeza, la ira y la sensación de vacío. También se administran fármacos que ayudan a reducir los problemas del sueño y las pesadillas que sufren estos pacientes.

2-La psicoterapia se centra en comprender e identificar los desencadenantes de los síntomas que afectan al paciente y enseñarles a manejarlos de manera correcta.

Acude a tu médico y sigue sus indicaciones. Es fundamental evitar la automedicación y la sobredosificación para lograr la mejoría deseada. No consiste en tomar muchos fármacos; lo importante es su administración correcta.