Botánicamente se denomina Valeriana officinalis, de la familia de las Valerianaceas, aunque se conoce como hierba de los gatos o valeriana, en función de la localidad. Es una planta herbácea y perenne de la que se utilizan las partes subterráneas (rizomas, raíces y estolones). Su origen se ubica en el norte de Europa y Asia y se cultiva, actualmente, en diversos países europeos. Existen cultivos específicos por el amplio uso que se realiza de esta planta.

En su composición química destaca la presencia de varios principios activos con actividad farmacológica. Destacarían: iridoides, flavonoides, valepotriatos, monoterpenos, sesquiterpenos, lignanos, ácidos fenólicos, glúcidos, almidón, ácidos grasos, ácidos fenólicos, GABA, resina, esteroides, taninos y alcaloides piridínicos. El aceite esencial presenta monoterpenos y sesquiterpenos, fundamentalmente.

En fitoterapia se utilizan rizoma, raíz y espolones. En ellos se encuentra una elevada concentración de aceite esencial (con abundante proporción de ácido isovalérico) que aporta sabor amargo y olor característico a la valeriana.

Puedes encontrar productos de fitoterapia elaborados a partir de la droga pulverizada en forma de infusiones, cápsulas, decocciones, extracto y tintura, por ejemplo. Suele presentarse de forma única o con otros componentes que potencian su actividad.

A la valeriana se le atribuyen numerosas propiedades asociadas a los principios activos presentes en la planta, aunque los estudios científicos continúan realizándose para confirmarlo. Destacaría que se considera:

1-Ansiolítica. Reduce la angustia, la ansiedad, el nerviosismo y la agresividad.

2-Anticonvulsivante.

3-Antiespasmódica. Produce la relajación del músculo liso.

4-Antiinflamatoria y analgésica. Mejora los dolores musculares y de cabeza.

5-Hipnótica y sedante. Mejora el insomnio y aumenta la calidad del sueño.

Pero no todo son ventajas, pues se han encontrado efectos secundarios que deben ser tenidos en cuenta a la hora de administrarla. Se han descrito problemas gastrointestinales (como náuseas y gastritis, por ejemplo), alteraciones neurológicas y problemas asociados a la piel, entre otros.

No se recomienda su consumo en personas que consumen alcohol, enfermos hepáticos, pacientes tratados con fármacos que interaccionan con la valeriana (como barbitúricos, benzodiacepinas, antihistamínicos y anticoagulantes), embarazo, lactancia y niños menores de 3 años porque no hay datos sobre la seguridad de su consumo.

Se considera un buen tranquilizante natural, eficaz para mejorar problemas de sueño, ansiedad y angustia sin crear hábito y dependencia al usuario. También se emplea para abandonar el tabaco y dejar de fumar o reducir las crisis epilépticas, entre otras aplicaciones saludables.

Consulta a tu médico su consumo. Acude a un centro sanitario para adquirir la formulación que te haya indicado y evita comprarla en locales sin garantías sanitarias. Las plantas medicinales presentan efectos secundarios adversos y no son totalmente inocuas, lo que se incrementa cuando su pureza no está totalmente garantizada porque su elaboración no ha seguido los protocolos legales adecuados.