Cuando acudimos a una piscina, el riesgo de contraer una infección por hongos o bacterias es de hasta un 50%. Es importante saber a qué te enfrentas para poder evitarlas en la medida de lo posible. El calor y la humedad son condiciones perfectas para que se propaguen todo tipo ...
Cuando acudimos a una piscina, el riesgo de contraer una infección por hongos o bacterias es de hasta un 50%. Es importante saber a qué te enfrentas para poder evitarlas en la medida de lo posible.
El calor y la humedad son condiciones perfectas para que se propaguen todo tipo de patógenos que sean los causantes de infecciones como la cistitis, la conjuntivitis, el pie de atleta, la otitis o la candidiasis. Además, los más pequeños, las mujeres embarazadas o las personas que puedan tener su sistema inmunitario bajo son más proclives a sufrir este tipo de infecciones. Para evitarlas es imprescindible siempre el uso de chanclas al ir andando por el recinto de la piscina y siempre que estemos fuera del agua o que nos sequemos bien todas las partes de nuestro cuerpo.
Cistitis: Una de las infecciones más comunes cuando nos bañamos en la piscina es la cistitis. Esta infección se produce cuando acumulamos un exceso de bacterias en la vejiga. La cistitis suele estar producida por la bacteria E.Coli que vive en el intestino. Lo normal es expulsarla por el flujo vaginal y que desaparezca gracias a las propiedades antibacterianas de la orina, pero, en ocasiones, no es así y se adhiere en la vejiga. Pasar mucho tiempo con el bañador mojado no ayuda a evitar este tipo de infección.
Candidiasis: La candidiasis es otra de las infecciones más usuales que podemos sufrir en verano al ir a la piscina. Las cándidas son unos hongos que habitan de forma natural en la vagina y están controladas por determinadas bacterias. Si se desequilibra esta flora vaginal, las cándidas proliferan de forma excesiva provocando la candidiasis. En verano, la humedad que provoca mojarnos en exceso aumenta la producción de hongos y bacterias en la zona, provocando la candidiasis.
Pies de atleta: Otra de las infecciones más comunes en verano son los pies de atleta. Se trata de una infección por hongos en los dedos de los pies. Esta infección es más usual en verano porque caminamos descalzos en muchas ocasiones en lugares públicos como duchas o piscinas.
Conjuntivitis: Sufrir de conjuntivitis también es algo muy frecuente en verano si somos habituales en piscinas. La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva, una membrana transparente que recubre el párpado y el globo ocular y está provocada por una bacteria o un virus.
Otitis: La otitis es una inflamación del canal auditivo externo y está causada por un tipo de bacterias llamado, pseudo monas. La otitis es una inflamación de este canal causada por los gérmenes del agua de las piscinas. Este tipo de otitis provocada por el agua de la piscina es más general en niños.
Para evitar en la medida de lo posible estas infecciones que podemos contraer en la piscina debemos:
Evitar quedarnos con el bañador mojado mucho rato para evitar el exceso de humedad en la zona íntima.
Hidratarse bien.
Aumentar el consumo de frutos rojos como los arándanos para evitar la cistitis.
Ducharse bien después de cada baño.
Cerrar la boca cuando nos bañamos en la piscina
¿Quieres escuchar nuestros podcast ? Únete a nuestra comunidad y sumérgete en un mundo de inspiración y empoderamiento para la mujer moderna.
Las últimas tendencias en salud, maternidad, viajes, cultura y feminismo en nuestra revista.
Acceso a noticias y newsletters exclusivas
Descarga de materiales únicos, como webinars, podcasts o vídeos
¿Te lo vas a perder?
Acceder