En la cocina podemos encontrarnos con muchos tipos de sal, utilizados para elaborar diferentes recetas. Por ejemplo, diariamente solemos utilizar sal fina para preparar recetas habituales como pasta, mientras que la sal gruesa solemos emplearla para hacer carne o pescado a la plancha. La sal es uno de los condimentos que ...
En la cocina podemos encontrarnos con muchos tipos de sal, utilizados para elaborar diferentes recetas. Por ejemplo, diariamente solemos utilizar sal fina para preparar recetas habituales como pasta, mientras que la sal gruesa solemos emplearla para hacer carne o pescado a la plancha.
La sal es uno de los condimentos que más utilizamos en el día a día. Sirve para potenciar el sabor de las comidas y en su justa medida puede ser beneficiosa para la salud. Ahora bien, la Organización Mundial de la Salud nos aconseja no abusar de ella para evitar el aumento de la tensión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
Desde aquí vamos a hablarte sobre los distintos tipos de sal que encontrarás fácilmente en el supermercado, sus características y cuál es la más saludable.
Antes de empezar debes tener claro que todas las sales contienen sodio y minerales, aunque no en la misma proporción. Cada tipo de sal puede ayudarte de una manera u otra a la hora de potenciar el sabor de tus platos diarios. Ahora bien, te conviene saber los tipos de sal que existen y para qué sirve cada uno.
La sal fina, también conocida como sal de mesa, es la que más utilizamos. Además de contener un alto porcentaje de sodio, durante su proceso de elaboración se le añaden algunos minerales como yodo y flúor, así como aditivos y conservantes.
La sal marina se obtiene a través de un proceso más natural como es la evaporación del agua de mar. Además, es fuente de muchos minerales a diferencia de la sal fina, como sodio, flúor, hierro, potasio, magnesio, fósforo, zinc, yodo o cloro.
Con respecto a la sal común, este tipo proporciona un sabor más intenso en los alimentos y es más saludable, aunque también hay que tener mucho cuidado con la proporción utilizada.
Esta sal está elaborada a partir de las salinas marinas del Atlántico y del Mediterráneo. El proceso se lleva a cabo de forma artesanal y no causa retención hídrica. Si la comparamos con otros tipos de sal, esta contiene menos sodio y cloruro sódico.
La flor de sal se disuelve con rapidez, aunque el sabor no es tan intenso como el resto de las sales.
Esta sal se caracteriza por su tono rosado, el cual es muy llamativo. Procede de América Latina y de Pakistán, y en los últimos años ha adquirido mucha popularidad al contener supuestamente multitud de minerales y oligoelementos, que favorecen el correcto funcionamiento del organismo. Ahora bien, hasta el momento no existen evidencias científicas que puedan respaldar todos los beneficios atribuidos.
Las estrategias de marketing utilizadas aseguran que cada tipo de sal anunciada se distingue de las demás por ser pura, natural y saludable. Ahora bien, no todo lo que se dice es 100% real.
Sea como sea, a la hora de escoger las más saludable, es necesario tener en cuenta algunos aspectos clave:
Realmente, el problema no es el tipo de sal, sino la cantidad que empleamos en cada comida. Si abusamos de ella puede aumentar el riesgo de padecer múltiples patologías, como insuficiencia renal, osteoporosis, trastornos gástricos o afecciones cardiovasculares.
Algunos estudios han podido demostrar que las personas que reducen el consumo de sal mejoran su función renal, y reducen la presión sanguínea y el riesgo de accidente cardiovascular.