Tal día como hoy, pero de 1944, los aliados empezaron una ofensiva para liberar París del yugo nazi tras un inesperado levantamiento popular. Una semana después, Charles de Gaulle encabezaba una marcha triunfal por los Campos Elíseos. "¡París indignado! ¡París roto! ¡París martirizado! ¡Pero París liberado!", celebraba el general en ...
Tal día como hoy, pero de 1944, los aliados empezaron una ofensiva para liberar París del yugo nazi tras un inesperado levantamiento popular. Una semana después, Charles de Gaulle encabezaba una marcha triunfal por los Campos Elíseos. "¡París indignado! ¡París roto! ¡París martirizado! ¡Pero París liberado!", celebraba el general en su discurso. Son palabras e imágenes grabadas para la Historia.
Pero igual que los héroes españoles de La Nueve que participaron en la reconquista de la capital francesa quedaron fuera de los libros y de los reconocimientos, también fueron condenadas al olvido mujeres cuyo coraje resultó imprescindible para que triunfara la Europa libre en la Segunda Guerra Mundial.
Una de las figuras femeninas clave fue Virginia Hall, la espía más buscada por la Gestapo. Su historia la rescata la historiadora Sonia Purnell en `Una mujer sin importancia´ en una obra que detalla, según la autora, cómo "dio información fundamental para la liberación de París en 1944, además de haber animado a la resistencia".
Purnell señala en una entrevista con EFE que "Virginia Hall evitó ser capturada durante más de tres años y lo hizo justo en las narices de los nazis, algo que podría casi considerarse un récord en sí mismo; y durante ese tiempo tuvo un éxito extraordinario, tanto que incluso Hitler en Berlín llegó a saber de ella".
Hall fue capaz de crear decenas de redes y reclutó a cientos, si no miles, de resistentes; estableció casas de seguridad; rutas de escape organizadas; proporcionó documentos falsos; organizó fugas de prisión sensacionales; salvó la vida de muchos otros agentes; organizó 22 lanzamientos exitosos de armas, municiones y explosivos en paracaídas; dirigió misiones de sabotaje y emboscadas de gran éxito; recopiló información de inteligencia vital y finalmente ayudó a liberar a todo un departamento en Francia.
"Su habilidad para el espionaje, su astucia, su ingenio, su sexto sentido y su liderazgo significaban que podía sortear a los nazis", destaca la historiadora, que recuerda que "apenas había recibido formación, por lo que tuvo que ser pionera en muchas técnicas de campo que la CIA todavía utiliza en la actualidad".
Y todo ello a pesar de una cojera que le había dejado un accidente: "Inicialmente, esa cojera la hizo menos sospechosa, pero los alemanes descubrieron pronto que tras los éxitos de la guerra secreta contra ellos estaba la Dama que Cojeaba" y esto convirtió su trabajo en más peligroso, porque "su pata de palo la identificaba fácilmente y no podía correr, aunque sí montar a caballo y en bicicleta, escalar montañas e incluso esquiar".