Primero comienza a tomar perspectiva de la situación. Aléjate un poco y respira.Todo se vuelve mucho más claro cuando no ponemos el foco al cien por cien en eso que estamos haciendo o la situación que nocs consume tanta energía. Cuando nos metemos y entramos de lleno en nuestras emociones, relaciones, responsabilidades, trabajo, es imposible tener perspectiva. Es como mirar una mota de arena cuando tenemos todo el paisaje de la playa y el océano justo en frente de nosotras.

Así, y, de repente, lo que parecía el fin del mundo, se convierte en un mero vistazo de nuestra única, hermosa y preciosa vida. Si bien es importante no minimizar las grandes tragedias de la vida, tampoco es importante magnificarlas, lo cual es muy contradictorio. Grande o pequeño, debes reconocer con lo que estás luchando. Grande o pequeño, debes soltar tu agarre y rendirte.

1. Da un paso atrás

¿Qué está a la vanguardia de tu mente? ¿Qué te mantiene despierto por la noche o salta a tu cerebro a primera hora de la mañana? Escríbelo o recuerda lo que esto es para ti. Es hora de implementar el poder de rendirse. Es tu puerta de entrada a la libertad.

Inhala largo y profundo para tomar plena conciencia del paisaje de tus pensamientos y emociones. A medida que exhalas, siente e imagina la tensión y la ansiedad que se liberan de tu cuerpo. Los pensamientos ansiosos tensan nuestro cuerpo físico. Deja que este sentido de entrega se encarne: ablanda tu lengua hasta el fondo de tu boca; relajar los hombros; siéntate un poco más alto. Respira, y mantén esta práctica durante 5 minutos.

2. Fluye a tu ritmo

Wu Wei a menudo se describe como "en el flujo" o "en la zona". Se compara con el enfoque mental y la eficacia de un atleta o un músico. Para estar en el flujo, una tiene que estar enfocada, relajada y separado del resultado. Por ejemplo, no puedes estar agarrando, aferrándote o esforzándote mientras estás en el flujo. Este es el arte del "esfuerzo sin esfuerzo".

3. Siente la quietud

Ahora que has dado un paso atrás y has tenido una idea de cómo se siente el flujo, has aprovechado un recurso interno muy poderoso que tienes: la quietud. La quietud no es pasiva. La quietud está presente. La quietud habla en las sutilezas de lo que nos hace sentir alegres, agotados, energizados y tensos.

Lo que hace que el espíritu humano despierte es esa quietud interna. Esta es la voz que debes escuchar. La parte de ti que nota una hermosa puesta de sol, eso es quietud. La parte de ti que se conmueve hasta las lágrimas al presenciar un acto de bondad, eso es quietud.

La sensibilidad se despierta con momentos y experiencias de belleza, bondad y verdad, por lo que nunca te llevará por mal camino.

4. Elige la verdad

La quietud refleja la verdad que a veces se pierde bajo el caos de las emociones, el estrés, la presión y la ansiedad. Es por eso que es vital encontrar una manera que calme la turbulencia de la mente.

A veces sabemos qué hacer, pero nos engañamos a nosotras mismas pensando que no sabemos qué hacer ¡Es una forma notable de escondernos de nosotras mismas! Puede ser aterrador seguir lo que te traerá paz cuando requiere un cambio porque el cambio requiere coraje. Sin embargo, en última instancia, sabotear tu propio yo, tu energía, agotar tus reservas, conduce a decepcionarte más... que se filtra en cada rincón de tu vida. Es hora de ser honesto contigo mismo.

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