Cada día y en cada momento nos enfrentamos al difícil juego de la vida, miedos, alegrías, decisiones, tristezas, ilusiones, son parte de las emociones que componen nuestra psique.

De entre todo lo que nuestra mente puede hacer hay una cosa que se le da muy bien: poner limitaciones. La educación recibida, experiencias vividas, rutinas mal aprendidas pueden ser la causa de la administración negativa de las emociones.

Las excusas no son más que un arma más que el ser humano utiliza para minimizar sus capacidades, intenciones y cualidades. Justificaciones basadas en argumentos poco definidos, oscuros o simplemente sin ellos.

Elimina las excusas de tu discurso

¡Soy incapaz de cambiar!, ¡eso no es para mí!, ¡estoy cansado!, ¡siempre lo estropeo todo!... son un claro ejemplo de algunas excusas que podemos a lo largo de nuestra vida.

Sin darnos cuenta estamos limitando nuestra personalidad y la capacidad de progresar personal y profesionalmente. De manera inconsciente mostramos al mundo nuestras debilidades y miedos, sin intentar poner remedio sobre ellos.

Deshacerse de las excusas para justificar nuestras acciones es posible, en primer lugar es necesario ser consciente de este hecho; si no nos percatamos del uso de las excusas será muy complicado avanzar. A partir de este punto es importante trabajar los siguientes puntos:

1. Conocimiento propio. Para cambiar rutinas personales es indispensable poseer un conocimiento propio: dedicarnos, aunque sean cinco minutos al día (meditación, relajación, pasear...), a saber cómo estamos y que queremos en la vida.

2.  Responsabilidad. Asume tú parte de responsabilidad en cualquier faceta de la vida. Concéntrate en ese hecho y no dirijas el discurso hacia nada o nadie más. Contribuirás a ser honesto contigo y los demás.

3.   Actitud positiva. El positivismo en la vida es básico para generar opciones en la vida; rodéate de gente positiva, activa y sana en este sentido aléjate de las llamadas personas tóxicas.

4.   Acaba con la pereza. La pereza es la pieza primordial que construye una excusa, ¡lo haré mañana!, ¡hoy llueve no puedo! etc.; elimina la pasividad y la pereza, pues son lastres que bloquean tu vida.

Es fundamental cambiar el "chip" mental a través de las pautas anteriormente citadas, de esta manera poco a poco las excusas desaparecerán de nuestro discurso en favor de una actitud más constructiva y práctica.