Ahora sí, la revolución 4.0 en la educación

Raquel Fusté

Si entramos en un aula de cualquier colegio, es muy posible que veamos a los alumnos equipados con tabletas u ordenadores, es un mero cambio de herramientas, pero la metodología sigue siendo la misma.

05/12/2022

Los tiempos cambian y todo debe cambiar con ello. En la era post-contemporánea se han visto avances vertiginosos propulsados por la tecnología. Yo misma, a mis 42 años, me siento ya atrás en relación a ciertas redes sociales. Justo he llegado a incorporar Instagram pero tik-tok ya forma parte de ...

Los tiempos cambian y todo debe cambiar con ello. En la era post-contemporánea se han visto avances vertiginosos propulsados por la tecnología. Yo misma, a mis 42 años, me siento ya atrás en relación a ciertas redes sociales. Justo he llegado a incorporar Instagram pero tik-tok ya forma parte de una generación de la cual estoy bien lejos. Nunca antes en la historia de la humanidad ha habido un salto cuantitativo tan alto (que no necesariamente cualitativo) en cuanto a tecnología se refiere.

Dichos avances tecnológicos han invadido nuestros hogares, nuestros sistemas de comunicación o de transporte. La domótica, los smart phones o los coches con más sensores que tornillos definen nuestra era. Todas estas supuestas mejoras han modificado nuestra sociedad y sin duda han cambiado nuestra manera de entender nuestro devenir. Pero ¿qué pasa con la educación?

Si entramos en un aula de cualquier colegio, es muy posible que veamos a los alumnos equipados con tabletas u ordenadores o un proyector junto a una touch-screen. Elementos sofisticados que si bien son instrumentos diferentes ¿suponen un avance educativo? Es un mero cambio de herramientas, pero la metodología sigue siendo la misma: libros, estudiar teoría, memorizar, deberes y aprobar examen. Si nos fijamos en la imagen de un aula escolar 100 años atrás con una actual, poco ha cambiado. Excepto que todos los niños llevan un móvil en el bolsillo. Sin duda, los tiempos han cambiado, y la educación debe cambiar con ellos.

En Oxinity hemos revolucionado el mundo de la enseñanza. Digitalizar la educación no significa disponer de una cámara web, compartir pantallas o usar una pizarra interactiva. Esta disposición no hace más que mimetizar lo que ocurre en un aula tradicional. Digitalizar la enseñanza no trata de llevar la educación hacia la tecnología utilizando aplicaciones ya desarrolladas, sino más bien significa buscar qué elementos podemos atraer a nuestros métodos pedagógicos para optimizar nuestras metodologías. Lo hemos logrado con el uso del Big Data.

Con este nuevo sistema, una metodología tecnológica se puede decir, conseguimos que ningún alumno quede atrás. Cada uno de ellos es evaluado al terminar cada sesión (de tan solo 30 minutos) con una puntuación bien sencilla: ¿se ha consolidado el contenido o no? Con estos datos, el sistema evalúa las carencias de aprendizaje de cada estudiante, disponiendo de las actividades que necesita ese individuo en cuestión para avanzar. Es decir, el contenido de cada clase se personaliza en función de lo que ha logrado cada alumno individualmente. ¿Qué se consigue con esto? Medir el progreso de los estudiantes de forma precisa y ofrecer el reto exacto que necesita para avanzar, evitando así bloqueos, frustraciones y suspensos. Los métodos tradicionales se basan en exámenes que se realizan cada 3 meses y están enfocados a premiar lo que saben los alumnos, dejando lo que no saben como algo residual. ¿Qué ocurre entonces con esas lagunas de aprendizaje?

El Big Data es nuestro gran aliado; el instrumento que marca el inicio de la revolución de la educación. Se trata de una herramienta como un libro, una pizarra o un juego; pero no una cualquiera. Es un sistema que nos permite conocer, a tiempo real, el nivel real del alumno, lo que ha adquirido y lo que le falta por aprender; un sistema que nos proporciona datos precisos y mide el progreso de los alumnos; un sistema que nos permite personalizar las clases de manera que se acelere el aprendizaje. Se trata de un método que no solo favorece al alumno, sino que también es un gran recurso para los propios profesores. Usando este sistema ahorran tiempo de preparación y corrección, y saben exactamente qué contenidos necesitan trabajar sus estudiantes.

Felice Leonardo Buscaglia, autor estadounidense y profesor en la Universidad del Sur de California, dice "El cambio es siempre el resultado final de todo verdadero aprendizaje."

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