Carmen Reija
Si no puedes dormir, lo recomendable es acudir al médico para que valore la situación y la trate adecuadamente, pues los motivos son variados y las soluciones también. Los estudios demuestran que el nerviosismo o la dieta influyen en la calidad del sueño. También las elevadas temperaturas o la modificación de nuestro ritmo de vida afectan al descanso. Procurar estar frescos y mantener unos horarios racionales y similares a los habituales ayudará a mejorar los problemas de sueño y te permitirán descansar.
La variación de los hábitos y de los ingredientes de nuestra dieta nos afecta para dormir, resultando recomendable dedicar tiempo a comer, organizar el horario, dejar pasar hora y media antes de acostarse, evitar las cenas abundantes, ingerir proteínas de origen animal y vegetal, excluir alimentos excitantes (el café y ...
La variación de los hábitos y de los ingredientes de nuestra dieta nos afecta para dormir, resultando recomendable dedicar tiempo a comer, organizar el horario, dejar pasar hora y media antes de acostarse, evitar las cenas abundantes, ingerir proteínas de origen animal y vegetal, excluir alimentos excitantes (el café y las colas, el té o el chocolate), no beber alcohol, etc.
Entre los alimentos que favorecen nuestro descanso, se incluyen: aceite de oliva, aguacates, avena (contiene avenina, alcaloide de efecto sedante), fibra (en frutas y verduras), frutos secos (almendras, avellanas, etc.), germen de trigo, leche desnatada (con triptófano y calcio), lechuga, legumbres, mango (con triptófano y vitamina B 6), pan integral, pasta, pavo (contiene triptófano y vitaminas del grupo B), pescado azul, plátanos, verdura de hoja verde o yogur.
Fundamental la serotonina (también llamada hormona del humor), neurotransmisor relacionado con el sueño saludable y el buen humor. Su concentración a nivel cerebral es directamente proporcional a nuestro descanso, pues actúa como un reloj interno que determina los ciclos de sueño y vigilia y mantenerla a niveles adecuados nos ayudará a dormir mucho mejor.
Hacer ejercicio es imprescindible para “cansarnos” y necesitar “descansar”. Estar de vacaciones no significa inmovilidad, ni es imprescindible levantarse en cuanto suena el despertador, ni quedarte sentado o tumbado todo el día. Busca el equilibrio y prueba nuevas experiencias como jugar al tenis, al padle, hacer surf, montar en bicicleta, etc., que te harán disfrutar de tus vacaciones. Escoge el ejercicio más adecuado a tus condiciones de salud: caminar, correr, nadar, bailar, etc. Si te gusta, seguirás practicándolo cuando vuelvas a la rutina. Anímate.
Reducir el estrés es fundamental para recargar tu energía. Si tus vacaciones no son lo que deseabas hacer, practica técnicas de relajación y reserva una parte del día para tu ocio (simplemente ir a caminar un rato a solas). Si estás muy estresado no pienses que va a desaparecer en cuanto cierres la puerta de tu casa rumbo a donde sea…te costará desconectar y liberar la tensión acumulada. Poco a poco lo conseguirás.
Descansa como quieras, pues un buen descanso permite mantener el equilibrio necesario para sentirte bien. Intenta dormir 7-8 horas al día en una cama cómoda situada en una habitación confortable. Para desconectar de todo, lee algo que no te genere tensión al acostarte y realiza unas respiraciones profundas que te permitan relajarte y así dormir sin pensar en los problemas cotidianos. ¿Por qué no lo intentas?
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