El slow cooking es un método de cocción que implica cocinar a bajas temperaturas, aproximadamente 95º, durante un período prolongado de tiempo, permitiendo que los alimentos conserven un sabor más intenso y una textura muy suave.

El slow cooking suele practicarse en una olla de cocción lenta, también conocida como olla de cocción a baja temperatura y también en ollas de hierro fundido. Con este método, los alimentos se cocinan lentamente y con vapor, lo que ayuda a conservar su sabor, sus propiedades y su humedad. Los alimentos cocidos de esta manera suelen ser más tiernos y sabrosos que los cocidos con métodos tradicionales. Tradicionalmente, el slow cooking solo se podía llevar a cabo con ollas específicas para ello que permitían que la temperatura fuese aumentando de forma lenta y gradual, pero, hoy en día, existen otras que, además del slow cooking, te permiten cocinar de múltiples maneras.

Cómo funciona una olla de slow cooking

Una olla de cocción lenta es un electrodoméstico que permite cocinar a bajas temperaturas durante períodos prolongados de tiempo. Estas ollas tienen una olla interior que se coloca sobre una base eléctrica. El calor se distribuye de manera uniforme alrededor de la olla, lo que permite cocinar los alimentos lentamente y con vapor.

Para usar una olla de cocción lenta, primero se colocan los ingredientes en la olla interior, luego se ajusta la temperatura y el tiempo de cocción. La mayoría de las ollas de cocción lenta tienen varias opciones de cocción, como cocción lenta, cocción rápida, cocción en modo mantenimiento de calor, cocción de carnes, etc.

La mayoría de las ollas de cocción lenta también tienen una tapa hermética que ayuda a conservar la humedad y el sabor de los alimentos. Algunas ollas de cocción lenta también tienen pantallas digitales con temporizadores programables y opciones de cocción automáticas, lo que permite cocinar con precisión y comodidad.

Beneficios del slow cooking

Esta manera de cocinar nos aporta grandes beneficios, como por ejemplo:

1. Ahorro de tiempo: el slow cooking permite cocinar los alimentos durante períodos prolongados de tiempo sin tener que supervisar constantemente la cocción. De hecho, puedes poner tu olla antes de irte a dormir y, por la mañana, al levantarte tendrás la comida lista y sin preocuparte de nada.

2. Mejor sabor: el slow cooking ayuda a conservar los sabores y los nutrientes de los alimentos, lo que los hace más sabrosos y nutritivos.

3. Mejores resultados: El slow cooking mima el producto y consigue que saques de él su mejor versión. Las carnes, aves y pescados que, tradicionalmente, se consideran duros, quedan blanditos y se deshacen en la boca, e incluso, las verduras quedan blandas, pero sin perder la forma.

4. Cocción eficiente: el slow cooking permite cocinar varios alimentos a la vez, lo que ahorra tiempo y energía.

5. Cocción segura: el slow cooking es una forma segura de cocinar, ya que los alimentos se cocinan a bajas temperaturas y con vapor, lo que reduce el riesgo de quemaduras y accidentes.

6. Versatilidad: puedes cocinar una amplia variedad de alimentos en una olla de cocción lenta, incluyendo carnes, guisos, salsas, postres e incluso pan.

7. Ahorro económico: cocinar con una olla de cocción lenta puede ayudar a ahorrar dinero, ya que los alimentos se cocinan a bajas temperaturas y requieren menos energía. Aunque se cocine durante horas, al trabajar con temperaturas muy bajas no se utiliza mucha potencia.