El concepto de ahorro debería de ser algo que nos enseñasen desde bien pequeños en el colegio. De hecho, tendría que ser un hábito que nos acompañase en nuestra vida desde que nuestros padres nos dan la primera paga. Cobremos lo que cobremos, es importante guardar una parte del suelo, ...
El concepto de ahorro debería de ser algo que nos enseñasen desde bien pequeños en el colegio. De hecho, tendría que ser un hábito que nos acompañase en nuestra vida desde que nuestros padres nos dan la primera paga. Cobremos lo que cobremos, es importante guardar una parte del suelo, aunque sea pequeña, al cajón de los pequeños imprevistos o de las vacaciones.
Hay personas que nacen con el hábito del ahorro sin necesidad de aprenderlo, es un concepto que tienen claro, ya sea porque así se lo han enseñado en casa o, simplemente, porque entienden que es algo básico para la buena salud de su economía. Este artículo va dedicado a todas aquellas mujeres que, por más que lo han intentado, siempre caen en la tentación y les es imposible guardar dinero, ganen el sueldo que ganen.
Hay infinidad de métodos que te ayudan a guardar una pequeña cantidad de dinero, siempre acorde a tu estilo y nivel de vida. Por mucho que te cueste, créeme, una vez que consigas guardar algo de dinero de forma regular, te sentirás mucho más feliz, podrás llegar a fin de mes sin problemas y tu bienestar en general, y el de tu familia, mejorará.
Antes de ponerte a ahorrar, es importante que tengas claros tus números, cuál es el debe y el haber. Es decir, evalúa todos tus gastos y tus ingresos (hipotecas, facturas mensuales, créditos…)
Aprende a administrarte y a entender cómo funcionan tus finanzas. Si te ciñes a un presupuesto, podrás ser la dueña de tu dinero. Haz un seguimiento de tus deudas durante un mes, divides tus gastos en fijos y variables, identifica los gastos variables que pueden bajar, y evalúa tu progreso día a día.
Para poder ahorrar ese importante, rebajar tu nivel de endeudamiento. Intenta saldar tus deudas pendientes para evitar el aumento de los intereses. Para esto te aconsejamos que apliques la regla del 50/30/20, creada por la senadora estadounidense Elizabeth Warren. Esta regla consiste en destinar el 50% de tus ingresos a los gastos fijos, el 30% a los variables y el 20% al ahorro, intentando que este ahorro se destine al final del año a la amortización de la deuda.
Abre una cuenta especial de ahorro en tu banco y en cuanto cobres, ingresa la cantidad que tengas prevista ahorrar en esa cuenta, manteniendo así los ahorros fuera de tu alcance. Puedes programar una transferencia mensual de tu cuenta habitual a tu cuenta de ahorro para tus aportaciones.
Limita la cantidad que puedes gastar con tu tarjeta de crédito para evitar gastar más de la cuenta y llegar un control de gastos diarios.
Revisa los pagos de suministros y analiza en cuáles de ellos puedes recortar. Las facturas de gas y electricidad representan un alto porcentaje de gastos mensuales fijos. Si es conveniente, cambia de proveedor de energía, sustituye las bombillas comunes por LEDS y sellas las filtraciones de aire.
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