La formación integral de los niños también pasa por educar en valores como la generosidad, la tolerancia o el respeto. Reconocerlos y practicarlos mejorará sus habilidades sociales, que resultan esenciales para poder relacionarse de manera adecuada con los demás. Y es desde pequeños, en la familia y la escuela, donde ...
La formación integral de los niños también pasa por educar en valores como la generosidad, la tolerancia o el respeto. Reconocerlos y practicarlos mejorará sus habilidades sociales, que resultan esenciales para poder relacionarse de manera adecuada con los demás. Y es desde pequeños, en la familia y la escuela, donde se aprenden.
Los padres son los primeros implicados en este proceso. Enseñar a sus hijos a reconocer los errores y pedir disculpas por ellos, aporta muchos beneficios al niño porque le acerca a valores esenciales para su desarrollo personal. Destacarían:
-Facilita la convivencia y potencia la amistad. Pedir perdón y saber perdonar resulta básico para generar una convivencia en grupo positiva y favorecer el desarrollo de relaciones de afecto y amistad saludables y gratificantes.
-Promueve la comprensión y la empatía. Cuando pedimos disculpas, reconocemos que nuestras acciones han ocasionado daño a otra persona y nos ponemos en su lugar para poder entender cómo se siente, hasta dónde llegan nuestros errores y cómo repercuten en los demás.
-Favorece la humildad y elimina el orgullo y la prepotencia, imprescindible para disfrutar de relaciones agradables y satisfactorias con los demás.
-Aumenta la sensación de responsabilidad personal. Cuando un niño reconoce sus conductas inadecuadas y los errores cometidos, empieza a sentirse responsable de sus actos, entiende sinceramente su "culpa" y aprende una manera correcta de comportamiento.
Es posible enseñar a los niños a pedir perdón. Los expertos señalan que sería recomendable:
1-Animarles a corregir sus errores. Es fundamental que aprendan a sentirse arrepentidos cuando se equivocan y no conviertan en una coletilla automática la frase "lo siento" o "perdón". Deben hacerlo de manera consciente, sabiendo que ese error ha sucedido y que no debe repetirse, pero sin generarles un intenso sufrimiento.
2-Dar un buen ejemplo. Los niños también aprenden por imitación. Cuando ven que sus padres (y otras personas) reconocen sus errores y piden disculpas cuando se equivocan, lo aprenderán de forma natural pudiendo emplearlo para resolver conflictos.
3-Repetir conductas adecuadas. Otra forma de aprendizaje es la repetición. Si los padres indican la necesidad de pedir perdón en todas las ocasiones en las que el niño se equivoca y genera malestar a otros, lo irá integrando en su conducta habitual de manera sencilla y no lo olvidará. El objetivo es que los niños sean capaces de reconocer el error cometido y pidan perdón a los afectados.
4-Situarse como orientadores. El reconocimiento de la emoción culpa y de la necesidad de ser perdonado por la acción cometida debe aprenderse. Los padres deben orientarles, señalándoles los momentos en que es preciso pedir disculpas (porque han hecho algo inadecuado) y mostrar arrepentimiento (porque sus actitudes o comportamientos han causado daño a otras personas).