Los niños necesitan acompañamiento y apoyo en sus iniciativas para potenciar su desarrollo y su autoestima. En ocasiones, ese apoyo se confunde con elogios excesivos por cualquier motivo que no tiene sentido. Este refuerzo positivo resulta inadecuado porque puede generar niños que no toleran la frustración, no saben asumir responsabilidades, ...
Los niños necesitan acompañamiento y apoyo en sus iniciativas para potenciar su desarrollo y su autoestima. En ocasiones, ese apoyo se confunde con elogios excesivos por cualquier motivo que no tiene sentido. Este refuerzo positivo resulta inadecuado porque puede generar niños que no toleran la frustración, no saben asumir responsabilidades, son dependientes de la aprobación de los demás y eluden probar nada nuevo por miedo a fracasar.
Elogiar y premiar las buenas conductas de los niños se considera un refuerzo positivo, justo lo opuesto a la aplicación de castigos por los malos comportamientos que solo les hace sentir mal y aumenta su inseguridad. El refuerzo positivo se considera muy beneficioso a nivel educativo porque favorece el aprendizaje de actitudes positivas y aumenta su autoestima. Pero el exceso de elogios también tiene sus riesgos que el niño sufrirá a lo largo de su vida.
Los expertos señalan que el elogio excesivo a los niños puede causar:
1-Adicción. El objetivo del elogio es aumentar la autoestima del niño pero puede provocar un efecto paradójico haciendo que el niño pierda confianza en sí mismo y solo funcione a través de la evaluación positiva de los demás.
2-Desazón. Los elogios excesivos pueden hacer que el niño pierda el placer y el orgullo de disfrutar de sus propios logros. Realmente, el niño empezará a hacer las cosas porque los demás creen que son buenas, no por su deseo personal o porque sea él quien las valore en positivo.
3-Desinterés. Cuando el niño solo se mueve por el elogio y no es posible recibirlo por diversos motivos, el niño pierde el interés en seguir haciéndolo y deja de realizar la conducta.
4-Manipulación. Cuando los adultos elogian algo que es bueno para ellos (que juegue al futbol porque quiere su padre), sólo se consigue convertirlo en una especie de extorsión que no beneficia al niño.
5-Reducción del rendimiento. Los niños elogiados por realizar un trabajo tienden a bajar el rendimiento en los siguientes, a diferencia de los que no lo recibieron. Se debe a la pérdida del placer y del interés y no quieren arriesgarse a perder esa buena consideración de los adultos elogiadores, pues sienten miedo a dañar la imagen positiva que los demás han creado de ellos con los excesivos elogios.
Lo recomendable sería dar un estímulo en vez de un elogio. El estímulo señala lo que el niño ha hecho y le permite evaluar su propio esfuerzo. El elogio se centra en la evaluación del adulto con resultados a positivos a corto plazo, pero perjudiciales a largo plazo. Claramente, el elogio excesivo puede generar problemas de conducta y autoestima que deben ser evitados de manera preventiva.