La dermatitis atópica, eccema atópico o neurodermatitis es una inflamación de la piel caracterizada por eritema, picor, exudación, formación de costras y descamación. Se considera la enfermedad cutánea más frecuente en los niños. Suele aparecer en los primeros meses de vida y desaparecer entre los 3 y los 5 años ...
La dermatitis atópica, eccema atópico o neurodermatitis es una inflamación de la piel caracterizada por eritema, picor, exudación, formación de costras y descamación. Se considera la enfermedad cutánea más frecuente en los niños. Suele aparecer en los primeros meses de vida y desaparecer entre los 3 y los 5 años espontáneamente. También puede presentarse entre los 3 y 6 años y, aunque suele resolverse en la pubertad, algunos adultos manifiestan signos de atopía, como continuación del proceso infantil o como un brote nuevo alrededor de los 20 años.
Su localización es variable en función de la edad de la persona afectada. En el lactante se localiza en mejillas, cuero cabelludo, cuello y superficies extensoras de brazos y piernas. En niños mayores en los pliegues (cuello, codos, rodillas), muñecas, tobillos, manos o pies y, además, puede cursar con blefaritis (párpados), quelitis (lengua) o pulpitis (yema de los dedos), entre otros.
Consulta al médico o al pediatra (en función de la edad del afectado). Es el encargado de realizar el diagnóstico y pautar el tratamiento. Suele centrarse en evitar las infecciones y reducir el picor para que no se produzcan nuevas lesiones e infecciones que provocan más picor y reinician el proceso.
Para reducir el picor se puede enfriar la zona con compresas frías, anestésicos locales (como benzocaína o lidocaína), antihistamínicos o esteroides. Las fases agudas suelen tratarse con corticoides tópicos y/o sistémicos, las infecciones con antibióticos sistémicos o locales y el picor con antihistamínicos. Cualquiera que sea el tratamiento, siempre debe ser realizado bajo prescripción.
Entre las recomendaciones para mejorar la dermatitis atópica destacarían:
1-Disfrutar una higiene adecuada. Bañarse en agua templada, un máximo de 20 minutos. Emplear jabones suaves de pH ácido, lo más naturales posibles, sin compuestos irritantes, geles emolientes (como la avena) o añadir aceites de baño al agua o sobre la piel tras lavarse. Secarse bien y sin frotar (especialmente en las zonas afectadas).
2-Eliminar en lo posible los factores desencadenantes y los alimentos que aumenten el picor.
3-Evitar el rascado para impedir la formación de heridas y su infección posterior. Mantener las uñas cortas, redondeadas y sin picos para evitar que se produzcan lesiones al rascarse.
4-Hidratar la piel a diario, pues aunque se siga un tratamiento farmacológico, la aplicación diaria de cremas adecuadas (como almendra o karité, por ejemplo) es imprescindible su empleo para mantener una hidratación correcta.
5-No automedicarse. Los fármacos solo deben ser administrados bajo control médico.
6-Proteger la piel del sol con cremas protectoras antialérgicas o no tomarlo si está siendo tratado con antihistamínicos u otros medicamentos fotosensibilizantes para evitar alteraciones.
7-Utilizar prendas de algodón (no las de fibra sintética) y sin tintes intensos. Lavar la ropa correctamente empleando jabones poco agresivos para la piel y usar secadora, si es posible, para eliminar los restos que queden impregnando la tela.
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