La ira es una emoción necesaria que se presenta en situaciones de conflicto (con otros o con nosotros mismos) como, por ejemplo, cuando percibimos que nos tratan injustamente o nos sentimos heridos. La ira nos predispone a la acción para protegernos de lo que nos hace daño y origina esta ...
La ira es una emoción necesaria que se presenta en situaciones de conflicto (con otros o con nosotros mismos) como, por ejemplo, cuando percibimos que nos tratan injustamente o nos sentimos heridos. La ira nos predispone a la acción para protegernos de lo que nos hace daño y origina esta emoción. Puede manifestarse como una leve irritación o como un odio infinito.
Los expertos señalan la existencia de tres niveles de ira:
-Ira patológica. Las personas de este grupo se caracterizan por tener muy poco control sobre la ira. Presentan baja autoestima, estructura de personalidad borderline, características psicopáticas, abuso de alcohol y de drogas y problemas interpersonales relacionados fundamentalmente con la venganza y el dominio.
-Bajo control de la ira. Son personas que muestran un bajo control de la ira y una alta frecuencia de conductas violentas. Se trata de un grupo similar al anterior, con una menor intensidad de la ira.
-Ira normal. Se trata de personas que no presentan problemas con el control de la ira y en las que su conducta abusiva es de menor gravedad que en los grupos previos. Son los que obtienen mejores resultados.
Para poder regular la ira y que no te afecte en exceso, no sería recomendable:
1-Centrar el pensamiento y la conducta en la ira. Dedicarse a las rumiaciones, pensando de manera circular en la ofensa sufrida o dando vueltas al tema que te afecta, solo sirve para generar más ira.
2-Intentar ocultar que sientes ira. No tienes que esconderte; lo importante es que la reconozcas, la expreses y la gestiones de manera correcta para sentirte bien.
3-Liberar la ira de manera explosiva. Si te dedicas a tirar las cosas o dar patadas a una pared, reforzarás el círculo vicioso de la ira y lo único que lograrás es aumentarla y estimularla.
4-Negar que sientes ira. Decir que no estás enfadada o que no tiene importancia lo sucedido cuando te sientes mal no es adecuado porque no refleja la realidad. Además, el esfuerzo de contención que tienes que realizar te agotará e incrementará la ira.
5-No permitirte sentir ira. Es una emoción como las demás y tienes que darle su sitio en tu repertorio emocional. ¿Dónde pone que no puedes sentir ira?
6-Recomendar tranquilidad, calma y paciencia a la persona que siente ira. En el momento en que la ira está disparada, escuchar palabras pronunciadas por otros para reducirla, suelen reforzar e incrementar la ira.
7-Sentir emociones negativas como culpa o vergüenza por experimentar ira. No debe verse la ira como algo negativo y que te arrastre a vivir otras emociones que son perjudiciales para tu bienestar.
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