El acosador se ve protegido por los compañeros que, lejos de defender al que está sufriendo, se alían con el malvado para evitar ser el centro de su ira. Creen que manteniéndose a su lado se verán libres de sus ataques y miran hacia otro lado o lo animan en ...
El acosador se ve protegido por los compañeros que, lejos de defender al que está sufriendo, se alían con el malvado para evitar ser el centro de su ira. Creen que manteniéndose a su lado se verán libres de sus ataques y miran hacia otro lado o lo animan en sus agresiones porque tienen miedo.
Las violentas imágenes que vemos en la televisión, los suicidios de adolescentes o las peleas en la calle son un reflejo de una terrible realidad que genera problemas a todos los niveles. No sabemos resolverlo y, aunque solemos centrarnos en la víctima (que es la que más sufre), tampoco la persona acosadora puede sentirse bien (algo falla en su interior y no sabe canalizar su ira).
Muchos jóvenes sufren acoso escolar y no lo detectan o no le dan importancia porque se han convencido de que así se resolverá el problema. Los profesores pueden intervenir cuando presencien un acto concreto que sea manifiestamente peligroso.
Existen opciones que pueden ayudar a todos los colectivos afectados por el acoso escolar:
1-En el colegio: Es importante educar a los niños en valores y respeto, vigilar las zonas donde puede producirse la agresión (patios, baños, etc.), proporcionar al acosado un consejero al que poder acudir sin temor, analizar los cambios de rendimiento del alumno, observar si algún niño se queda aislado y no se relaciona con los demás, evitar elogiar siempre al mismo porque puede provocar envidias entre los compañeros, parar cualquier tipo de ataque (aunque sea verbal) que se produzca en su presencia y mantener diálogo continuo en las clases e intentar detectar las rencillas existentes, por ejemplo.
2-Para los amigos o compañeros del acosado: Contárselo al profesor o tutor si el agredido no se atreve (eso no es chivarse), no dejar solo al acosado y evitar que se encierre en sí mismo, ayudarle en todo lo posible, no animar al acosador a seguir con su actitud (uno sólo no puede con todos los demás) e intentar que el acosado disfrute de buenos momentos, entre otras.
3-A nivel familiar: Comunicarse con los hijos y proporcionarles confianza, enseñarles a ser buenas personas, observar la aparición de actitudes extrañas (irritabilidad, insomnio o miedo a ir al colegio, por ejemplo), preguntarle por sus relaciones, hablar periódicamente con el tutor, castigar sus actitudes negativas hacia los demás, favorecer la autoridad de los profesores (no debemos decirles que no tienen razón o acudir al colegio a discutir con ellos), proteger al hijo acosado en los momentos en que sea posible (recogerle al salir de clase y evitar el contacto con el acosador, por ejemplo) y acudir a un psicólogo, entre otras posibles opciones.