Silvia Ribés
Tristemente esta gran escultora ha sido más conocida por la relación con Auguste Rodin y por ser su musa que por la gran obra que construyó a lo largo de su vida. En esVivir te contamos la historia de una mujer que merece tener nombre propio.
La historia de Camille Claudel entremezcla el amor, el talento, el odio, el arte y la miseria. A finales del siglo XIX, en París, una joven artista es repudiada por su familia por querer ser escultora. Cuando tiene 19 años, conoce al famoso Auguste Rodin, de 43 años, y pronto ...
La historia de Camille Claudel entremezcla el amor, el talento, el odio, el arte y la miseria. A finales del siglo XIX, en París, una joven artista es repudiada por su familia por querer ser escultora. Cuando tiene 19 años, conoce al famoso Auguste Rodin, de 43 años, y pronto se genera una profunda admiración mutua que termina en una tormentosa relación y un trabajo conjunto que durará más de 20 años.
Sin pasar por alto la belleza de la escultora, Rodin también se quedó prendado de su trabajo, y así fue como comenzaron a trabajar juntos en las obras del ya afamado escultor. Ella también posaba para las esculturas, en las que se puede observar el parecido de Camille con las mujeres que aparecen esculpidas, cosa que no sentó nada bien a la familia de ésta.
El declive de su vida
Mientras Rodin era cada vez más solicitado, los artistas que ayudaban al escultor jamás contarían con el reconocimiento que se merecieron. Esto provocó que Camille Claudel se distanciara de su amante y rompiera la relación que mantenían. Poco a poco la artista se sumergió en su taller, se abandonó en la miseria, y sólo pensaba en trabajar. Al fin lograría exponer sus esculturas, pero cayó enferma y empezó a sentir miedos y odios que se traducirían en una demencia que se cobró su libertad. Fue su propia familia quien la internó en un psiquiátrico y dio orden de aislarla, sin la posibilidad de recibir visitas ni correspondencia.
Camile Claudel pasó el resto de su vida, más de veinte años, recluida por una supuesta manía persecutoria y delirios de grandeza. Años después de la muerte de la artista, salieron a la luz varios escritos en los que la escultora daba a entender, de forma bastante lúcida, que no fue su familia quien dio la orden de su reclusión, si no el propio Rodin, quien, temeroso del talento de su antigua amante, no quería que después de muerto él, ella eclipsara la obra del gran maestro.
Cuando Camille murió, abandonada en su soledad y con parte de su obra destruida por ella misma, fue enterrada sin identificación y considerada abandonada por sus familiares. Actualmente su obra se encuentra en una sala dentro del Museo Rodin de París .
"No he hecho todo lo que he hecho para terminar mi vida engrosando el número de recluidos en un sanatorio,merecía algo más".