El duelo afecta a personas de todas las edades, pero en los mayores, sobre todo en edades avanzadas, aumenta la probabilidad de tener que enfrentarse a estas pérdidas que, normalmente, suelen ser numerosas y variadas (la pareja, los hijos, los hermanos o los amigos). También los niños se sienten especialmente sensibles ante la muerte de sus abuelos, por ejemplo, y es necesario prestarles atención en momentos.

Ha sido estudiado por expertos de diferentes disciplinas. De manera general, destacaría que:

1-Tras el fallecimiento, se inicia un proceso de respuesta individual formado por un conjunto de reacciones conductuales (problemas de salud, insomnio, falta de autocuidado y otras), emocionales (tristeza, ira y culpa, especialmente) y cognitivas (problemas atencionales y de memoria y dificultad de concentración, especialmente) imprescindibles para lograr la adaptación a la nueva situación. Cada persona y, en función de numerosas variables, va a emitir diferentes respuestas que, normalmente, se presentan entrelazadas.

2-El duelo puede representar un gran desajuste en la vida de los afectados, pero es importante no tratarlo como una enfermedad, aunque se ha relacionado con un aumento de la morbilidad y de la mortalidad de quienes lo sufren. Cuanto más se complica el duelo, más probabilidades existen de desarrollar problemas de salud como desajustes en los sistemas endocrino e inmune (lo que implica un efecto perjudicial directo sobre la salud) y efectos indirectos (debidos al abuso de fármacos, alcohol y tabaco, por ejemplo). Además, se considera que el duelo y especialmente del duelo complicado, sería un factor de riesgo de enfermedades como trastornos de ansiedad, trastornos depresivos y trastornos de estrés postraumático, por ejemplo.

3-Es preciso que vaya pasando el tiempo para que la persona recupere un estado de equilibrio psicológico normalizado, aunque no siempre se consigue una reorganización satisfactoria de la propia vida tras la pérdida sufrida. Iniciar una nueva etapa en la que se presentan cambios (en principio no deseados) puede resultar complicado por no encontrar nuevos objetivos, por ejemplo.

4-En algunos casos, el tiempo puede intensificar los síntomas que presenta la persona afectada y desarrollarse un patología denominada "duelo complicado o patológico". Se presenta cuando los síntomas se intensifican, se produce la negación de la pérdida, se realizan conductas inadecuadas (falta de autocuidado, aislamiento social y otras) o se queda paralizado sin que el proceso de duelo avance hacia una resolución. En esta situación, es probable que la persona afectada necesite atención profesional especializada para superarlo.

Si sientes que te encuentras en una situación así, no dudes y consulta a tu médico para que haga el diagnóstico correcto, paute el tratamiento y te derive (o no) a un especialista.