Químicamente la sal es cloruro sódico y, aunque pueda parecer lo contrario, no resulta inocua para nuestra salud. Cuando se integra en nuestro organismo provoca la entrada de agua en las arterias y, como consecuencia, un aumento de la presión que sufren.

Entre las consecuencias de una ingesta excesiva de sal en la dieta destacarían:

1-Deshidratación, especialmente en ancianos, bebés y niños pequeños, pues es necesario eliminarla del organismo bebiendo agua. Cuando no se administra una cantidad adecuada de agua, pueden llegar a deshidratarse de manera insidiosa.

2-Enfermedades renales. Cuando la ingesta de sal es muy alta, el riñón se ve sometido a un exceso de trabajo porque es el órgano encargado de eliminar el exceso de sodio presente en la sangre.

3-Hipertensión. Se ha demostrado que la reducción del consumo de sal en la dieta habitual, se asocia a una reducción de la hipertensión.

4-Osteoporosis. Se cree que el exceso de sal provoca un aumento de la eliminación de calcio y una reducción de la densidad ósea que caracteriza a esta patología.

5-Retención de líquidos. Algunos estudios asocian el problema de la retención de líquidos con el consumo excesivo de sal en la comida.

La sal no solo se ingiere de manera directa al añadirla a los alimentos. También está presente en alimentos de consumo habitual como carnes saladas, embutidos, jamón serrano, tocino, aperitivos salados, pescado seco, queso, zumos envasados y sopas preparadas, por ejemplo. Algunos alimentos como las aceitunas, el café soluble, el kétchup y el cacao, deben ser excluidos de la dieta habitual porque presentan elevadas proporciones de sodio en su composición.

Los expertos señalan que, de manera general (tengas o no problemas de salud), resulta beneficioso reducir la cantidad de sal consumida. Puede resultarte más cómodo y fácil hacerlo de manera progresiva centrándote no solo en la comida que preparas en casa sino también en la sal que está presente en algunos de los alimentos que usas habitualmente (platos preparados, salsas envasadas o caldos concentrados, entre otros).

Sería recomendable sustituir la sal por otros aditivos como las especias (curry, ajo, orégano, laurel, perejil, pimienta, albahaca, tomillo y azafrán, por ejemplo) que aportan sabor a los platos. Existen también sales de régimen, pero presentan ciertas contraindicaciones y un sabor poco agradable para muchos consumidores.

El organismo precisa que se mantenga un equilibrio entre los niveles de sodio y potasio para que las células tengan un ambiente adecuado el que llevar acabo sus funciones vitales. Cualquier alteración en los niveles de estos elementos, influye decisivamente en la concentración y efectos del otro, por lo que es necesario tenerlo en cuanta cuando se diseña un programa nutricional y dietético.