Los expertos señalan que existen una serie de "pensamientos sedentarios" muy frecuentes que te impiden ponerte en marcha y hacer ejercicio. Recurres a ellos con facilidad cada vez que sientes la tentación de hacer ejercicio. Es posible que se hayan convertido en automáticos y no seas consciente de que son excusas.

Es importante conseguir cambiarlos por otros pensamientos alternativos más saludables que te animen a empezar a realizar actividad física para mejorar y mantener tu salud y bienestar. Entre las múltiples posibilidades destacarían:

1-"No tengo tiempo". "Estoy muy ocupada". "Tengo que ponerme a hacer las tareas". "Tengo que hacer otras cosas que son más importantes que practicar ejercicio". Es probable que lo hayas pensado más de una vez, lo que implica que hacer ejercicio se encuentra al final de tu lista de prioridades. Para poder superar este límite inicial, podrías intentar cambiar la manera de expresarlo para entender que, si el ejercicio fuese realmente importante para ti, buscarías tiempo para hacerlo. Decirte que has elegido no hacer ejercicio puede convertirse en el primer paso para motivarte a hacerlo.

2-"Estoy muy cansada". "No sé lo que me pasa pero me siento agotada". "Lo único que me apetece es tumbarme en el sofá". Es posible que ese cansancio que sientes sea debido, precisamente, a la falta de ejercicio porque la actividad física aporta energía y te mejora físicamente. Si te sientas de nuevo tras trabajar sentada todo el día, solo te sentirás cada vez más cansada y no serás capaz de descansar porque tu organismo no se ha visto activado en ningún momento.

3-"No me gusta hacer ejercicio sola". "Me da pereza caminar sola". "Sola me aburro". Si te planteas habitualmente esta limitación, puedes intentar autoconvencerte de que no es un problema hacerlo en soledad o intentar hacer ejercicio en grupo. Puedes apuntarte a un gimnasio o pedirle a alguien que te acompañe (tu pareja, tus hijos o algún amigo, por ejemplo). Si finalmente tienes que hacerlo sola, busca una actividad que te permita sentirte acompañada (hablar por teléfono con una amiga si vas caminando por la ciudad, escuchar tu música preferida o lo que sea que te haga sentir acompañada).

4-"No tengo ni idea de hacer ejercicio". "Soy demasiado mayor para hacer ejercicio", "La gente se reirá de mí cuando vea lo mal que lo hago". "¿Cómo voy a aprender a jugar al tenis a mi edad?". Cualquier momento es bueno para aprender a hacer algo nuevo y no existe una edad límite para disfrutar del ejercicio. Es posible reestructurar esos pensamientos negativos si te unes a un grupo de amigos a los que les interese el tema o acudes a un gimnasio al que asista gente de tu edad y condición física.