El slow gardening se ha convertido en una tendencia popular que promueve una conexión más profunda con la naturaleza, la relajación y la satisfacción personal. Además, aporta innumerables beneficios a nivel mental. ¿Quieres descubrir de qué se trata? ¡Sigue leyendo! Beneficios del slow gardening Esta práctica que une relajación y naturaleza, ...
El slow gardening se ha convertido en una tendencia popular que promueve una conexión más profunda con la naturaleza, la relajación y la satisfacción personal. Además, aporta innumerables beneficios a nivel mental. ¿Quieres descubrir de qué se trata? ¡Sigue leyendo!
Esta práctica que une relajación y naturaleza, aporta innumerables beneficios para nuestra salud mental y emocional.
Reduce del estrés y la ansiedad: El slow gardening ofrece un refugio tranquilo en el que podemos desconectar del ritmo acelerado de la vida moderna, promoviendo una sensación de calma y bienestar.
Mejora de la salud mental y emocional: Al dedicar tiempo a cuidar de nuestras plantas, cultivar flores o cultivar alimentos, nos sentimos enraizadas en el ciclo natural de la vida. Esta conexión con la naturaleza ha demostrado mejorar el estado de ánimo, aumentar la autoestima y proporcionar un sentido de propósito y logro personal.
Nos conecta con el medio ambiente: El slow gardening nos permite aprender más sobre nuestro entorno natural y desarrollar un mayor respeto hacia él. Al observar de cerca cómo crecen las plantas, cómo interactúan con el clima y los animales, nos volvemos más conscientes de la importancia de cuidar y preservar nuestro medio ambiente.
Empezar a practicar el Slow Gardening y incorporar a tu vida diaria es más fácil de lo que imaginas. En primer lugar, es importante que encuentres tu espacio verde, que puede ser un jardín en el patio trasero, un balcón o un pequeño rincón en tu casa. Asegúrate de que tenga suficiente luz solar y acceso al agua. A continuación, es importante que elijas tus plantas con conciencia. Investiga qué tipos de plantas se adaptan mejor a tu espacio y a tu nivel de experiencia. Si empiezas, opta por plantas resistentes y de bajo mantenimiento. Las hierbas aromáticas, las suculentas y las plantas de interior son buenas opciones para comenzar. El siguiente paso es asegurarte que el suelo esté bien drenado y enriquecido con nutrientes. Le puedes agregar compost orgánico o abono para mejorar su calidad. Si tienes poco espacio, opta por utilizar contenedores o macetas. Si tienes mucho espacio, es fundamental que lo planifiques, haciendo un diseño básico de cómo te gustaría que se viera. Para ello, ten en cuenta el tamaño de las plantas, su necesidad de luz solar y cualquier combinación estética que desees lograr. A la hora de practicar el Slow Gardening es básico que sigas las instrucciones de siembra específicas para cada planta. Asegúrate de regarlas regularmente y proporcionarles los nutrientes adecuados. Dedica tiempo cada día a observar su crecimiento y desarrollo. Finalmente, es fundamental, disfrutar del todo el proceso y disfrutar de cada momento. Tómate tu tiempo para estar presente mientras trabajas tu jardín.