Las esponjas konjac tienen su origen en la naturaleza, provienen de la raíz de una planta que lleva el mismo nombre, y son utilizadas en la cosmética coreana. Se presentan bajo un formato abombado y está disponible en diferentes colores que se corresponden con el tipo de piel y la tonalidad de cada una viene dada por el material con el que está fabricada. Así, la de color blanco es apta para todo tipo de pieles y se elabora con el konjac puro, la negra está recomendada para las pieles grasas y se emplea el carbón de bambú que le proporciona este característico matiz, la verde, en cambio, va dirigida a aquellas personas que tienen la piel mixta y se crea a partir de la arcilla verde francesa. Por su parte, la roja, para la que se usa arcilla roja francesa, está indicada para las pieles maduras y la rosa, que se extrae de la arcilla rosa francesa, para las más sensibles. Todas ellas traen incorporadas un cordón para poder colgarse y así facilitar su secado, permitiendo así que estén a punto para el próximo uso.

Este utensilio se emplea para exfoliar la piel de la cara o limpiarla, para retirar el maquillaje o la suciedad acumulada tras la jornada, sirve también para activar la circulación en la zona, para aportar suavidad y luminosidad en el rostro, acabar con la grasa y el acné, y eliminar las células muertas. Esta esponja es ligera y compacta, por lo que la podrás llevar contigo en el neceser, aunque te vayas de viaje.

Primeros pasos

Reserva un hueco después de levantarte o antes de acostarte para experimentar los beneficios de esta esponja. Recuerda que deberá estar húmeda para su aplicación, así que tendrás que sumergirla bajo el grifo y el agua deberá estar tibia. Una vez que entra en contacto con el agua se va volviendo más suave. Escúrrela para retirarle el exceso de agua. Añade un poco de limpiador facial sobre ella y comienza a masajear la cara suavemente realizando movimientos circulares. Aclara con agua la piel y date pequeños toquecitos con la toalla para secarla. A continuación, lava la esponja con agua, escúrrela y déjala secar. Utiliza el cordón para colgarla en un colgador y déjala ahí para que se airee bien. Es conveniente que para impedir la proliferación de hongos y bacterias que la esterilices con agua hirviendo una vez a la semana. Cuando veas que ya empieza a desgastarse sería un buen momento para cambiarla por otra. En el videotutorial de Beauty By Earth encontrarás todas las indicaciones necesarias.

FOTO PRINCIPAL.: Imagen extraída del canal de YouTube Beauty By Earth.