Las altas capacidades se pueden manifestar de diferentes formas, entre las que destacarían:

-Superdotación: personas cuyas aptitudes en general están por encima de la media.

-Talento simple: personas con una aptitud superior a la media.

-Talento complejo: personas con varias aptitudes superiores a la media.

-Precocidad infantil: personas que desarrollan sus habilidades tempranas a mayor velocidad que la media, pero que, tras finalizar su maduración, se igualan a las de los demás de su edad.

Aunque se suele considerar que estos niños o jóvenes serán unos privilegiados, se ha comprobado que existe relación entre las altas capacidades y el fracaso escolar, los problemas de socialización y las dificultades de adaptación, lo que provoca un gran sufrimiento emocional que precisa tratamiento concreto.

Las personas con altas capacidades presentan unas características específicas. Destacarían:

1-Elevada capacidad intelectual, buscan más explicaciones que las que se les ofrecen. Suelen presentar una elevada excitabilidad mental que les genera mucha sensibilidad a los estímulos. Cuando reciben un estímulo, en su cerebro se activan multitud de neuronas, que les generan miles de ideas. Esta ingente cantidad de información provoca en la adolescencia dificultades para organizar y estructurar el pensamiento.

2-Altos niveles de creatividad, con una gran curiosidad por su entorno.

3-Pensamiento divergente. Pueden mostrar un interés absorbente por un tema determinado y obtener ingentes cantidades de información sobre él. Es habitual que les cueste cambiar el tema de conversación o realizar actividades en grupo distintas a lo que les interesa.

4-Personalidad característica destacando una ética y moral muy desarrollada para su edad y una alta sensibilidad hacia los problemas. Suelen ser autoexigentes, perfeccionistas y perseverantes. Les suele resultar difícil mantenerse tranquilos y no pensar en el futuro o en el pasado.

5-A nivel emocional se sienten superados, por lo que pueden presentar vulnerabilidad y dificultades para conectar con lo que les sucede. Su desarrollo intelectual suele ser más rápido que su crecimiento, por lo que, aunque son capaces de asimilar ciertas situaciones como adultos, encuentran problemas para poder gestionar las emociones asociadas.

Es fundamental diagnosticar y atender correctamente estas características específicas en los intereses personales, las dificultades de socialización, los problemas de comunicación y la sobreexcitabilidad porque recibir un diagnóstico incorrecto (Síndrome Asperger o Trastorno por Déficit de Atención con/sin Hiperactividad, por ejemplo) generaría problemas para adaptar la intervención a las necesidades específicas del afectado.

La evaluación debe incluir tests de inteligencia (para discriminar el coeficiente intelectual), personalidad, emotividad, imaginación, sensibilidad, creatividad, carácter, curiosidad o motivación. El objetivo es desarrollar el potencial del afectado, siendo necesaria la participación de la familia y del centro escolar, por ejemplo, ya que su ritmo y forma de aprendizaje serán diferentes al normativo.