El corazón es el músculo encargado de bombear sangre a todos los órganos del cuerpo. La rapidez con la que late el corazón se denomina frecuencia cardíaca y lo normal es que siga un movimiento regular y rítmico. Cuando el ritmo cardíaco es anómalo, es posible que se esté produciendo una arritmia.

Se define arritmia como un ritmo cardíaco anormal en el que los latidos cardíacos son irregulares, demasiado rápidos (denominada taquicardia) o demasiado lentos (llamada bradicardia).

De manera general, las arritmias más frecuentes observadas en la población general no provocan síntomas, son inofensivas y no requieren tratamiento. Cuando se presenta algún síntoma inesperado y anómalo, es preciso acudir al médico para que pueda analizar la situación.

El médico realizará un estudio concreto. Además de los síntomas que describe el paciente, medirá su pulso y tensión arterial. A partir de aquí, los pasos dependerán de lo que el médico haya detectado. Así:

1-Puede indicar la necesidad de realizar un electrocardiograma (ECG), que es una prueba rápida e indolora que mide la actividad eléctrica del corazón mediante la aplicación de unos adhesivos y cables en determinados puntos del pecho, los brazos y las piernas.

2-Cuando en el ECG se presenta un ritmo anormal, los médicos suelen realizar otras pruebas según los síntomas del paciente. Normalmente, solicitan un análisis de sangre para valorar los niveles de hormonas y electrólitos, una prueba de esfuerzo y una ecografía del corazón (ecocardiografía).

3-Cuando el electrocardiograma no muestra ninguna anomalía, es posible que el ritmo cardíaco durante ese período sea normal, por lo que el médico puede solicitar nuevas pruebas para detectar alguna alteración. Suele emplear un monitor Holter, que es pequeño dispositivo que debe colocarse pegado al cuerpo, bajo la ropa para registrar la actividad eléctrica del corazón durante 24 horas o más.

4-Cuando el médico considera que es preciso obtener más información sobre las anomalías del ritmo cardíaco, pueden indicar la realización de alguna prueba electrofisiológica, como un cateterismo cardíaco.

5-Cuando el médico considera que existe un problema cardíaco peligroso, se indicará un ingreso hospitalario. Así será posible el registro continuado de frecuencia y ritmo cardíacos y actuar de inmediato si fuera necesario.

Si la arritmia cardíaca precisa tratamiento, el médico puede indicar un cambio en el estilo de vida (modificar o eliminar alguno de los medicamentos, no beber alcohol ni cafeína, no fumar, evitar la práctica de ejercicio intenso si la arritmia se presenta durante el ejercicio), administrar medicamentos específicos, implantar un marcapasos (un pequeño dispositivo eléctrico que se coloca en el pecho o en el abdomen para indicar al corazón cuándo debe latir), una descarga eléctrica para restaurar el ritmo cardíaco normal (llamada cardioversión, desfibrilación o electroversión) o un tratamiento llamado ablación (para eliminar el tejido anormal del corazón).