El síndrome de la impostora podría definirse como un sentimiento de no ser digna de tus logros y éxitos. Si no lo encauzas y gestionas bien, al final puede convertirse en una experiencia complicada porque te dificulta disfrutar y celebrar tus logros.

Además, también puede dificultarle la autorrealización debido al temor de no ser "lo suficientemente buena" para perseguir otros objetivos distintos. Cuando no puedes ver tu valor, tus talentos y tus dones, tú misma te estás impidiendo tener una vida plena y abundante. Aquí te hablo de algunas técnicas para superarlo.

1. Conócete a ti misma

Conocerse a una misma es una parte integral de la curación del síndrome del impostora. Para saber que eres digna, tienes que estar dispuesta a verte y aceptarte plenamente. Es difícil hablar de la ética de trabajo y la experiencia de una persona que no conoces. Por lo tanto, será difícil que te veas a ti misma como digna si no te conoces a ti misma

Conocerse y aceptarse a una misma es la clave para desarrollar la autoestima, la autoconciencia y la confianza en una misma. Esforzarse por saber por qué te sientes indigna de los logros y las cosas buenas de tu vida, así como de dónde proviene ese sentimiento, te ayudará a sanar.

2. Valora tu propia opinión sobre ti mismo sobre la de los demás

Tu opinión de ti mismo debe ser la opinión más importante para ti. Puede que ni siquiera te des cuenta, pero otras personas pueden proyectar sus perspectivas de sí mismos y sus visiones del mundo sobre ti. Esta es una parte recurrente de nuestra experiencia humana.

Por lo tanto, si estás esperando que los demás afirmen tu valía y talento, es posible que no siempre sean capaces de hacerlo, y que esto te impida verlo por ti misma. Para sanar y verste como digna y auténtica, es importante que te valores y te veas a tí misma desde una perspectiva amorosa y saludable.

Nadie además de ti debe tener las llaves de tu propia experiencia y percepción de ti misma. Cuando valoras tu opinión sobre ti por encima de las opiniones de los demás sobre ti, te da espacio para explorar tus cualidades, capacidades y necesidades. Tienes la oportunidad de afirmar quién eres y dedicar la cantidad adecuada de atención a ti mismo y tus logros.

Encarnas tu experiencia cada minuto de cada día, por lo que tu opinión sobre ti misma debe ser lo más importante.

3. Aprovecha tus dones

A menudo vemos nuestro valor reflejado cuando sentimos que estamos contribuyendo positivamente al mundo que nos rodea. Si bien ya tienes un valor inherente, utilizar tus dones puede ser una manera hermosa de recordarte ese valor.

Todos tenemos prácticas en las que estamos dotados. Estas prácticas son nuestras pasiones innatas y la experiencia que hemos perfeccionado a través de experiencias e investigaciones. Al aprovechar tus dones, te das la oportunidad de contribuir al mundo de maneras que solo tú tienes el poder de hacer.

Aprovechar tus dones te ayuda a alinearte con tu propósito. Al aprovechar tu propósito en esta vida, tienes la oportunidad de afirmar tus habilidades, capacidades y dignidad porque sabrás que estás viviendo la vida que está llamado a vivir. Al vivir en tu verdad auténtica, te das la oportunidad de eliminar cualquier duda sobre tu experiencia, quién o dónde estás llamado a ser, y si mereces las experiencias positivas en tu vida.

4. Recuerda tu "por qué"

Recordar por qué te embarcaste en tu viaje es extremadamente importante para superar el síndrome de la impostora. Si has logrado una meta, intencionalmente, hiciste el trabajo para ese logro. Tenías que construir las conexiones necesarias, ser disciplinada, pensar más allá de tu posición al crear la meta y tener la perseverancia para lograr la meta.

Preguntarte cuál era tu intención al establecer y completar la meta puede ayudarte a afirmar tu valía. Trabajaste duro para crear esa experiencia y navegar con éxito esa parte de tu viaje. Eres digna y mereces el resultado que recibiste porque trabajaste para crearlo. Su "por qué" puede ser un ancla cuando navega por la duda.

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