En general, un enfoque fructífero de la espiritualidad de la naturaleza es explorar las relaciones entre las experiencias espirituales "internas", como la meditación, o los viajes espirituales, y las experiencias espirituales "externas", como aprender en profundidad, por ejemplo, sobre la naturaleza y saber estar en ella presente.

Y entrelazar estas dos prácticas te permite sintonizarte profundamente con la presencia física de tu paisaje interno y externo y el mundo metafísico de los espíritus, que también son parte de la naturaleza.

Meditar en unidad con la naturaleza

Una buena práctica que puedes hacer, ahora que se acerca septiembre y comienza un nuevo ciclo es una meditación diseñada para conectarte con tu tierra., tu paisaje diario ¿qué ves todas las mañanas desde tu ventana? Lo que sea, tómate unos minutos para sentarte o pararte en una postura relajada en algún lugar donde tengas contacto con la tierra lo más cerca de tu casa, descálzate y siente la tierra bajo tus pies.

Comienza respirando profundamente unas cuantas veces, teniendo en cuenta que estás respirando el oxígeno producido por la vida vegetal que te rodea. Dirige tu atención hacia tus pies o tu cuerpo y como tocan la tierra. Siente la solidez de la tierra, la forma en que ella te conecta y te abraza. Presta atención a cómo sientes tu cuerpo en conexión con la tierra.

A continuación, imagina raíces creciendo lentamente desde tus pies hasta el suelo, anclándote y sosteniéndote como un ser vivo en la tierra. Imagina una energía verde dorada que fluye a través de tus raíces, ofreciéndote energía, sanación y alimentos a medida que ésta sube por todo tu cuerpo hasta la cabeza.

Reconoce que estás arraigada y cimentado en esta tierra sagrada como lo está cualquier otro ser vivo, y que perteneces a la tierra. Imagínate a ti misma como parte de un ecosistema más amplio de seres que viven en equilibrio. Imagina que tus raíces están por todo tu cuerpo. Respira profundamente y ofrécele gratitud a la tierra.

Establece relaciones recíprocas

Una segunda forma de conectar con tu paisaje local es establecer prácticas de gratitud y reciprocidad. Las ofrendas son una práctica de agradecimiento y son una señal de respeto por la tierra. La Tierra necesita tanto nuestra gratitud en la actualidad, ya que muchas sociedades humanas han estado tomando más de lo que ella puede dar, desequilibrando nuestro mundo.

Puedes crear una ofrenda desde tu cuerpo: tocar música, cantar, bailar, tocar el tambor, etc... Piensa detenidamente en lo que quieres ofrecer y asegúrate de que cualquier ofrenda no dañe ni quite más de la tierra. Cuando interactúes con la naturaleza, hazle una ofrenda.

Explora la naturaleza desde un lugar sentada

Incluso en las zonas urbanas, la naturaleza se puede encontrar en todas partes, y lo mejor es empezar a conectarse con ella desde tu propia casa. Intenta pasar sentada, simplemente observando, de entre 15 y 20 minutos, usa tus sentidos e interactúa con la tierra. Ve allí con regularidad, a pesar del tiempo y la estación en la que te encuentres.

Presta atención a cómo cambia el lugar donde te sientas a medida que avanzan las estaciones. Qué animales u otros seres te saludan y qué mensajes te dan. Presta atención a cómo te sientes cuando estás allí. Medita, o también puedes escribir un diario, hacer fotos o dibujar.

A medida que profundizas cualquier interacción directa con el paisaje, también es muy útil tomarte un tiempo para aprender más sobre ese paisaje. Puedes comenzar identificando tres especies de plantas, hongos o aves dominantes que veas y aprendas lo que puedas sobre ellas.

Aprender sobre los aspectos físicos de la naturaleza hace dos cosas: primero, le permite ser un mejor administrador de la tierra y desarrollar u conocimiento sobre la belleza y el esplendor de tu tierra.

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