Dan, Vio y Reno son como una piña, un grupo de jóvenes amigos que residen en el mismo barrio humilde. Lo hacen todo juntos, se divierten, afrontan sus penurias como pueden, y de vez en cuando roban en joyerías para poder salir un poco a flote. Dan, interpretado por el actor Óscar Casas, reside con su abuela y mediante los dibujos expresa lo que le corroe por dentro y de vez en cuando deja su huella en el espacio urbano a través de sus grafitis. Esta afición es más que conocida por sus amigos y sueña con poder dedicarse a ello en el futuro. Vio, de la mano de Candela González, que se estrena como actriz en este filme, comparte piso con su hermana y trabaja como cajera en un supermercado. Será un gran apoyo para Dan. La tercera pata de este banco viene de parte de Reno, cuyo actor Farid Bechara también se estrena en el mundo de la interpretación con este papel. Este personaje actuará como nexo de unión entre ambos pilares (Dan y Vio), siempre dispuesto a sacarles una sonrisa y contagiarlos con su energía.

Pero, como en la propia vida misma, no existen caminos de rosas, sino más bien de espinas. Todo se empieza a complicar cuando el padre de Dan (Francisco Boira) reaparece en escena después de salir de la cárcel. Esto será otro duro revés más a sumar en la lista de disgustos del protagonista. Su progenitor lo atormentará en cada uno de sus encuentros, haciéndole volver a ahondar en la herida emocional que ya había ocultado en lo más hondo de sus pensamientos. Dan materializará el dolor y la angustia que lleva dentro a través de la violencia y esto le supondrá algún que otro problema, arrastrando con él a sus dos aliados más fieles, y tendrá que buscar una salida. En esa escapada serán sólo dos los que tendrán que volcarse uno en el otro para intentar sobrevivir y no recaer.

El actor Mario Casas, se pone a los mandos de la dirección y guioniza junto a la actriz Dborah François su ópera prima, para presentarnos `Mi soledad tiene alas´, un drama sobre la amistad, sobre la búsqueda de uno mismo, sobre aprender a caer y levantarse para continuar sobreviviendo. También es un aprendizaje interior, de como el tiempo pasa tan deprisa que pasamos de vida adolescente a la adulta, casi sin poder contenerlo entre los dedos. Sin embargo, a pesar de las adversidades, temores, inquietudes y miedos, seguimos abriendo nuestras alas para volar. Esta película se puede ver en las salas de cine desde finales de agosto.

FOTO PRINCIPAL.: Portada de la película `Mi soledad tiene alas´. Imagen extraída de la página web de Filmaffinity.