Si padeces un problema inflamatorio intestinal o convives con alguien afectado entenderás el impacto que los síntomas típicos de estas patologías generan. El tratamiento de los trastornos intestinales debe pautarlo el médico y dependerá del tipo de trastorno de que se trate.

Centrándonos en los problemas inflamatorios como la colitis o el Crohn, el objetivo de los medicamentos utilizados es controlar la reacción inflamatoria, los síntomas (los antidiarreicos y los antibióticos) y las molestias que provoca la enfermedad. Si el tratamiento tiene éxito, desaparecerán los síntomas y la enfermedad entrará en fase de remisión que puede durar desde semanas hasta años.

Los expertos señalan que, de manera general, el tratamiento de problemas inflamatorios intestinales como la colitis o el Crohn sería:

1- Corticosteroides. Estos fármacos se utilizan en los brotes agudos y no se recomienda su administración prolongada porque su empleo por tiempo largo (durante meses), puede provocar la aparición del Síndrome de Cushing (caracterizado por el aumento del vello facial y de otras partes del cuerpo, cara redondeada, obesidad localizada en el tronco, acné y caída del pelo). Actúan disminuyendo la actividad inflamatoria y, al mismo tiempo, presentan actividad inmunosupresora, es decir, reducen la intensidad de la actividad de los mecanismos de defensa. Los corticosteroides se pueden administrar por vía oral, intravenosa o en inyección intramuscular. Cuando las lesiones se localizan en los últimos centímetros del colon se pueden administrar disueltos en agua tibia y en forma de enemas rectales.

2-Inmunosupresores. Son fármacos que actúan impidiendo la proliferación de las células del sistema inmunológico. Los más utilizados son la Mercaptopurina y la Ciclosporina. Los inmunosupresores se reservan para el tratamiento de los casos en los que la enfermedad no puede controlarse con otros medicamentos.

3-5-ASA. Este grupo de fármacos presentan la capacidad de reducir la inflamación de las paredes del tracto digestivo y se utiliza para espaciar los característicos brotes de la enfermedad. Se administran de forma continua e indefinida. Los más conocidos son Sulfasalazina, Mesalazina y Olsalazina.

4-Tratamiento quirúrgico. Es importante destacar que no en todos los casos es necesaria la operación. Sólo se recomienda la cirugía en casos en los que la actividad de la enfermedad no desaparezca con el tratamiento médico seguido correctamente durante varios meses, cuando no se pueda prescindir de los corticoides sin sufrir una nueva recaída o cuando se presente alguna complicación que ponga en peligro la buena evolución de la enfermedad. La mayoría de los pacientes que han pasado por los tratamientos quirúrgicos se sienten bien porque han mejorado considerablemente su calidad de vida. Cualquier duda o temor debería ser consultada a tu médico.