Botánicamente las algas son plantas marinas de diferentes especies cuyas características nutricionales han favorecido su inclusión en diversas recetas. Existen miles de especies reconocidas por los expertos, pero solo 50 de ellas presentan un sabor y textura agradables que facilitan su empleo como ingredientes en la dieta. A nivel nutricional, destacaría ...
Botánicamente las algas son plantas marinas de diferentes especies cuyas características nutricionales han favorecido su inclusión en diversas recetas. Existen miles de especies reconocidas por los expertos, pero solo 50 de ellas presentan un sabor y textura agradables que facilitan su empleo como ingredientes en la dieta.
A nivel nutricional, destacaría que, de manera general, los glúcidos integran del 40 al 60% de su peso seco, aportan poca grasa y son bajas en calorías. Presentan minerales de interés biológico (especialmente calcio y yodo, fundamentales para el organismo) y contienen vitaminas A, del grupo B y C.
Japón es el primer productor, consumidor y exportador de algas, por lo que las variedades suelen conocerse por su nombre en japonés. Cada una presenta propiedades determinadas y se emplean específicamente en la elaboración de sabrosas recetas. Las más frecuentemente utilizadas son: kombu, wakame, arame, hijiki, nori y espirulina.
Cada vez es más sencillo encontrar algas en diferentes puntos de venta y en múltiples versiones (frescas, deshidratadas o elaboradas) adaptadas a tus necesidades. Independientemente de las recomendaciones específicas, es importante señalar que su versatilidad y facilidad de utilización las convierten en aliadas perfectas para cocinar diferentes platos fríos o calientes. Admiten muchas formas de preparación: hervidas, cocidas, asadas, fritas, salteadas, marinadas, etc. También puedes añadirlas a zumos naturales, al gazpacho, a los yogures o a los helados, por ejemplo.
Si quieres convertirte en una experta cocinando algas, los expertos señalan que, para obtener todos los beneficios de su consumo, sería recomendable:
1-Las algas frescas deben lavarse antes de cocinarlas y elegir ejemplares que no tengan aspecto seco o estén descoloridos.
2-Las algas deshidratadas podemos comerlas secas o ponerlas a remojo en agua antes de ser consumidas o cocinadas (requieren de 20-35 minutos de cocción o más, dependiendo del tipo de alga). El líquido resultante puedes emplearlo para preparar caldos y salsas o cocer pastas y cereales.
3-Las algas elaboradas suelen encontrarse ya listas para añadir a la receta o formando parte de platos preparados. Lo más frecuente es que se presenten enlatadas para emplearlas en ensaladas, pastas y arroces, por ejemplo.
4-Las algas frescas y cocidas se conservan durante días en el frigorífico. Deben estar bien preservadas por lo que se recomienda guardadas en recipientes adecuados y sin contacto con aire.
5-Las algas deshidratadas se conservan bien si las mantienes dentro de un recipiente hermético en lugar oscuro, fresco y seco.
6-No se deben congelar en casa porque pierden sus propiedades nutritivas y pueden resultar dañadas durante el proceso de congelación debido a la formación de cristales.