En España, la salud mental es un asunto que preocupa cada vez más a la población. Según un estudio de la Confederación de Salud Mental de España*, publicado el pasado marzo, el 40% ...
En España, la salud mental es un asunto que preocupa cada vez más a la población. Según un estudio de la Confederación de Salud Mental de España*, publicado el pasado marzo, el 40% de los habitantes del país perciben que su salud mental no es buena. Esto es particularmente notable, ya que los españoles otorgan una puntuación de 4,5 sobre 5 a la importancia de la salud mental en su bienestar general.
Sin embargo, el acceso a servicios de salud mental en España presenta desafíos significativos: el sistema sanitario nacional ofrece solo seis psicólogos clínicos y once psiquiatras por cada 100.000 habitantes, una tasa que se sitúa hasta tres veces por debajo de la media europea. Esta brecha en la atención a la salud mental plantea preocupaciones importantes para la población española.
La puerta de entrada en el sistema sanitario nacional sigue siendo el médico de cabecera, quien asume la tarea de realizar un primer diagnóstico y diferenciar entre problemas graves y no graves.
En muchos casos, cuando se trata de problemas de salud mental no graves y de mayor incidencia, la solución que se ofrece es la prescripción de fármacos, en lugar de una recomendación a pedir ayuda psicológica para obtener una evaluación más
profunda y un diagnóstico profesional.
Una de las preocupaciones adicionales es la duración de las listas de espera para acceder a atención especializada en salud mental. En algunas regiones de España, los pacientes se encuentran esperando entre 7 y 9 meses para recibir ayuda, lo que agrava la situación de las personas que están lidiando con problemas de salud mental.
La accesibilidad a los servicios de salud mental es un tema complejo y multifacético que varía según la ubicación geográfica (en zonas rurales el paciente puede necesitar desplazarse a muchos kilómetros de distancia de su lugar de residencia cuando es derivado), la financiación, la cobertura de seguros y las barreras culturales.
La falta de acceso oportuno a un psicólogo puede tener consecuencias graves, como el empeoramiento de los síntomas, un mayor sufrimiento emocional, un impacto en la salud física y problemas en las relaciones interpersonales, entre otros.
Foto principal: Pexel
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