En todo el mundo, más de 246 millones de niños y adolescentes sufren cada año alguna forma de violencia en la escuela o acoso escolar. Según las Naciones Unidas, 1 de cada 3 ...
En todo el mundo, más de 246 millones de niños y adolescentes sufren cada año alguna forma de violencia en la escuela o acoso escolar. Según las Naciones Unidas, 1 de cada 3 estudiantes de entre 13 y 15 años ha sido víctima de bullying al menos una vez en su vida.
En España recientemente salieron a la luz los primeros datos oficiales acerca del bullying en educación primaria: un estudio elaborado por el grupo de investigación Imeca, de la Universidad de Alcalá de Henares, en Madrid a petición del Ministerio de Educación, reveló que casi el 10% de los alumnos dice sentirse acosado, y más del 4% confiesa haber acosado alguna vez. Es muy probable que durante los años de secundaria (para los que no contamos con estudios oficiales) la situación se agrave, puesto que, teóricamente, los conflictos se multiplican a priori.
El ciberacoso tiene las mismas características que el acoso "tradicional" con la particularidad de que se manifiesta, sin embargo, a través de Internet, en formas diferentes y con consecuencias potencialmente aún más graves que el acoso offline.
Los primeros estudios sobre el tema se realizaron en 1978 en Noruega. Nueve años más tarde, en 1987, el término bullying comenzó a utilizarse en las revistas científicas. Desde 1982, el acoso es objeto de una investigación internacional sobre el Comportamiento Sanitario de los Niños en Edad Escolar (HBSC), en la que España también participa desde el año 1985.
En España, la lucha contra el acoso escolar y el ciberacoso está regulada por la Ley orgánica n.º 8 del 4 de junio de 2021. Pero, como tristemente nos recuerdan las noticias, está aún muy lejos de ser frenado. Baste pensar en casos como el de las gemelas de Sallent. Además de estos episodios que, por su trágico final, han saltado a los medios de comunicación, hay muchas historias sumergidas de acoso escolar o ciberacoso a las que nadie da voz.
¿Cómo se puede contrarrestar eficazmente este fenómeno? "El acoso escolar puede abordarse con acciones sinérgicas que pueden incidir en el fenómeno cuando se produce, pero también prevenirlo. También es muy importante la capacidad de escucha de padres y profesores. Las familias y los profesores deben ser receptivos y no subestimar nunca los signos y manifestaciones de angustia que envían los niños y jóvenes, como el rechazo a ir a la escuela, el descenso del rendimiento escolar, la tendencia al aislamiento o los trastornos psicosomáticos.
Si no se identifica y frena a tiempo, el acoso puede tener consecuencias para el individuo, algunas muy graves y con posibles repercusiones incluso durante la edad adulta. Puede conducir a la manifestación de ansiedad, inseguridad y baja autoestima y, en los casos más graves, incluso a la aparición de trastornos de estrés postraumático, depresión y autolesiones.
En los adolescentes, por tanto, una consecuencia puede ser el desarrollo del síndrome hikikomori, el aislamiento voluntario de las dinámicas sociales que causan malestar", comenta Unai Aso, psicoterapeuta del servicio de psicología online Buencoco.
Además de la intervención, son cruciales las actividades de sensibilización y prevención, para obstaculizar el fenómeno en su fase inicial y erradicarlo incluso antes de que se produzca. "Aunque el acoso escolar es ya un término ampliamente conocido y la atención sobre el tema es muy alta, sobre todo en los últimos años, uno de los aspectos que todavía se tiene muy poco en cuenta es la prevención.
Foto principal: Pexels
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