Adaptarse a los cambios. Eso es lo que se espera de nosotros cuando vienen rachas malas. Ver oportunidades donde otros ven problemas y contratiempos es la mejor manera de revertir esa situación. Es aquí donde las personas con una mente capaz de resistir al estrés resisten mejor los contratiempos. Porque ...
Adaptarse a los cambios. Eso es lo que se espera de nosotros cuando vienen rachas malas. Ver oportunidades donde otros ven problemas y contratiempos es la mejor manera de revertir esa situación. Es aquí donde las personas con una mente capaz de resistir al estrés resisten mejor los contratiempos. Porque es cierto que hay personas que tienen la capacidad de tener una mayor predisposición a la resiliencia, pero según los expertos esta aptitud también podemos desarrollarla y trabajar sobre ella para prevenir, de manera eficaz, situaciones complejas, o periodos en los que la depresión o la ansiedad quieren instalarse en nuestra vida.
Por eso, como indican diversos estudios, la resistencia al estrés quiere decir que sabemos aplicar respuestas más adaptativas ante esos problemas o situaciones adversas. Así, estaremos más predispuestos a controlar mejor nuestras emociones y responder, ya que, en este escenario social cada vez más complejo resulta de gran utilidad poner en práctica estos recursos.
Poniendo en marcha determinados hábitos podremos evitar los efectos negativos de lo que nos rodea, recuperarnos más rápido de cualquier circunstancia compleja y responder mejor a lo que nos ocurre. Vamos a ver qué enfoque sería el adecuado para tener una mente resistente al estrés:
- Entrenar la atención: para aprender a que las personas capaces de centrar el enfoque mental en su interior y su exterior se mueven mejor por el mundo que les rodea y reaccionan de la mejor manera. Por ello, es necesario, por ejemplo, evitar la multitarea, no abusar del teléfono móvil, hacer ejercicio (tanto del cuerpo como de la mente), y practicar la atención selectiva.
- Adaptarnos de forma innovadora: es decir, aprender a adaptarnos a los cambios. Las personas con buenas competencias en esta materia procuran mantener la calma y analizar de qué manera asumir ese contratiempo para obtener ventaja y saber razonar de qué manera afrontar esos nuevos escenarios que se nos están planteando. Porque el mundo, y las personas, no siempre son como nosotros esperamos e imaginamos.
- Aprender a regular las emociones: otra de los hábitos más significativos entre las personas que tienen una mente resistente al estrés está el hecho de saber regular las emociones. ¿Cómo? pues apoyándonos en nuestro entorno, amigas, familia, pareja; saber canalizar todas esas emociones; tratar de aplicar un enfoque más racional para alejar esos pensamientos negativos; o, simplemente, aceptar por qué nos surgen esas emociones o sentimientos. En este sentido, escribir, hacer deporte o la atención plena o mindfulness es una buena herramienta para conseguirlo.
- Confiar en nosotros mismos y en nuestras aptitudes: la creatividad es una vía perfecta para regular el estrés ante desafíos personales. Por ello, si queremos ser más resistente al estrés debemos tener en cuenta la necesidad de potenciar nuestra creatividad, confiar más en nuestras aptitudes y mirar el mundo que nos rodea con un enfoque más amplio, no mirar solo a nuestro ombligo.
- Buscar apoyo cuando lo necesitemos: aceptar la ayuda, levantar la mano cuando necesitemos esa ayuda, hablar con nuestro entorno, compartir nuestros miedos y vulnerabilidades nos hace ser más fuertes. De hecho, los expertos consideran que esa es la principal virtud entre la gente que posee una mente resistente al estrés. También es fundamental saber en qué momento debemos parar, respirar, saber qué necesitamos y dónde están nuestros límites para buscar la ayuda o el apoyo que necesitemos.
Porque ten en cuenta que, conocer nuestros propios límites es la mejor herramienta para regular el estrés. ¿Te animas a poner en práctica estos consejos?