El servicio de comedor permite a las madres y padres conciliar la vida laboral con la personal y a los más pequeños les ayuda a adquirir una rutina y acogerse a unas normas básicas de higiene, comportamiento, convivencia y compañerismo con otros alumnos, ya que todos los estudiantes comparten un mismo espacio y tienen que comer el menú programado para ese día. Los monitores estarán ahí vigilándolos para que estén sentados a la mesa y coman lo que tienen delante sin rechistar. Estos platos, según las recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) deben de ser variados y equilibrados, reservando el consumo de arroz y pasta a una vez por semana, la fruta debe ser de temporada y principalmente debe consumirse en crudo, es preferible el yogur por encima de otros alimentos como el flan o las natillas, en cuanto a la carne, el pescado y los huevos es aconsejable entre 1 y 3 raciones a la semana. En el caso de la primera, lo ideal sería escoger aquellas con menor contenido graso (pollo, pavo, conejo, etc.) y en lo que respecta al pescado sería conveniente intercalar entre los de tipo azul y los blancos. Las guarniciones a base de verduras, hortalizas, legumbres o patatas son bien recibidas. Acompañar la comida de agua, evitar los canelones o empanadillas precocinadas, utilizar aceite de oliva virgen extra para el aliño y el "aceite de oliva o el aceite de girasol con alto contenido en ácido oleico" para las frituras, son otras de sus indicaciones. También ofrece unas tablas orientativas de alimentación sobre el consumo de determinados alimentos y cantidades en función de las edades de los alumnos.

Los menús escolares, a examen

La OCU ha realizado un estudio para conocer cómo eran los menús que se servían en los colegios, atendiendo a su composición, precio, procedencia de la comida (elaboración propia o externa), etc. Se analizaron 622 menús procedentes la gran mayoría de centros públicos (73%), seguidos de concertados (21%) y privados (6%) durante el periodo comprendido entre marzo y junio de este año. Tan sólo en un 33% de las escuelas la comida se prepara en sus propias instalaciones y más del 50% contrata los servicios de un catering, según datos de la investigación. Estos productos pueden llegar al comedor "envasados y refrigerados", como ocurre en "7 de cada 10 comedores" o listos para su consumo, puesto que ya "llegan calientes". Se acogen a esta última medida "3 de cada 10 comedores", comunican. Con los datos sobre la mesa, desde la organización detectan que "el 45% de los menús analizados son muy desequilibrados" porque en ellos "ni siguiera se cumplen las recomendaciones de consumo semanal para la mitad de los ocho grupos de alimentos principales", lamentan. Sin embargo, a pesar de las diferencias de precio mensual que hay que abonar para comer en el centro (96 euros al mes en el caso de un centro público, 134 en uno concertado y 146 en uno privado), desde el organismo manifiestan que "el precio no afecta a la calidad: hemos comprobado que los menús mejores y más completos no tienen que ser los más caros". Sin embargo, desde la organización han comprobado como "alimentos ricos en hidratos de carbono y precocinados" prevalecen por encima de las "legumbres, los huevos y la fruta".  De este modo, los platos de los escolares es posible encontrar más raciones de arroz, pasta y patacas que de legumbres. Las primeras opciones aparecen "unas 3 veces a la semana" frente a otros comestibles como las legumbres, las cuales tendrían que ofrecerse "al menos 1,5 veces por semana", exponen. Si bien es cierto que las verduras están dentro de la carta y rozando las cantidades recomendadas, su presentación no es la más adecuada, ya que, según lamentan desde la OCU, se apuesta por el "puré o ensaladas como guarnición" y tan "sólo el 11% de la verdura de los menús se cocina entera… Se echa en falta, preparaciones de verdura clásicas: judías verdes, menestra, coliflor…". Otra de sus apreciaciones es que la carne también sigue las recomendaciones nutricionales, aunque se "debería rebajar el porcentaje de embutidos (15%), que son demasiado grasos", advierten. En el extremo opuesto está el pescado, que, según apuntan, se tendría que alternar entre pescado "blanco y azul a partes iguales", puesto que el segundo "supone sólo el 22%" y se debería optar por aquellos de "pequeño tamaño que no presentan problemas de mercurio", manifiestan. Por su parte, a presencia de huevo en los menús escolares "no alcanza el mínimo establecido de una vez a la semana", apuntan y recuerdan que "es un alimento con pocas calorías, rico en proteínas, minerales y vitaminas".

En lo que respecta al postre, la fruta tendría que prevalecer frente a otros productos, sus recomendaciones pasan por incorporar la "de temporada" y porque esta sea "fresca y variada", ya que las variedades que más aparecen en la carta son "la manzana, pera o plátano" y en el caso de los "yogures y postres azucarados" no podría excederse su consumo "más de una vez a la semana", manifiestan. Por último, reconocen que sería aconsejable que "hubiese una mayor presencia" de las variedades integrales de los productos (pan, arroz y pasta), comunican.

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