El pelo se regenera cada siete años, pero, en ocasiones, notamos más cambios de los que nos gustaría. Si antes lo teníamos liso, ahora se nos encrespa, vamos perdiendo volumen, parece que unas veces crece más deprisa que otras, o cuando nos miramos al espejo es como si no tuviera ningún caída, ni estuviera sano.

El estrés, las hormonas, la edad, los factores externos, el champú que utilizamos, la densidad del agua, el sol, los cuidados, ¿seguimos? El cabello tiene su propio ciclo, por eso hay temporadas en las que parece que tenemos el pelo peor, como más estropeado, más pobre, mientras que otras veces, sin hacer nada especial lucimos una melena brillante y sedosa. De hecho, un cabello nuevo dura entre uno y tres años, después se cae y sale uno nuevo que permanecerá "vivo" un tiempo similar. Además de que la gran mayoría del pelo está en un proceso de constante crecimiento, aunque otra buena parte de él deja de crecer y se cae definitivamente.  

Pero, ¿qué es lo que provoca esos cambios tan radicales en nuestro pelo? Vamos a verlo y a enumerar los principales factores que influyen en la transformación del pelo. Como verás, algunos de ellos son irreversibles y no podemos hacer nada, mientras que, otras veces, podemos modificar nuestros hábitos para lucir un pelo más sano y sedoso.

- Hormonas: Los cambios hormonales influyen en muchos aspectos de nuestro ánimo y nuestro físico, y el pelo no es una excepción. Ya que puede verse afectado a lo largo de nuestro ciclo vital o a más corto plazo, incluso en el ciclo menstrual. Además, la adolescencia es uno de los momentos en los que podemos notar más cambios, ya que, a veces, el pelo tiende a volverse más graso, a rizarse o adquirir más volumen. A partir de los 30 (a veces antes) aparecen las primeras canas, y como el nivel de estrógenos empieza a disminuir poco a poco, podremos empezar a notar una pérdida de volumen y una mayor tendencia a la sequedad.

- Alimentación: Es muy importante cuidar nuestra alimentación en todas las etapas de nuestra vida, para que no nos falte hidratación ni vitaminas tan necesarias para que nuestro cabello se vuelva más fuerte y pueda adaptarse a las nuevas condiciones. La levadura de cerveza y el gérmen de trigo, junto con una dieta equilibrada abundante en fruta y verdura, son los mejores aliados para conseguir un pelo bonito y sano.

- Fármacos: Debemos tener en cuenta que algunos medicamentos pueden afectar al estado de nuestra piel y nuestro cabello, causando deshidratación y empeorando su aspecto. Por eso, si notamos algún cambio cuando estemos realizando algún tipo de tratamiento, lo mejor es que consultemos a nuestro médico o a un especialista. 

- Ni planchas, ni secadores: Tanto las planchas como los secadores, o los procedimientos químicos para alisar o rizar el pelo o para teñirlo terminan resecando y estropeando el pelo si abusamos a la hora de utilizarlos. Por este motivo, lo mejor, como siempre, es usarlo pero con cabeza (nunca mejor dicho), sobre todo si pensamos en la decoloración, que es la opción más dañina de todas ellas. También podemos compensar todo eso usando mascarillas, aceites vegetales o productos específicos para nutrirlo en profundidad.

- Factores externos. O no: Otros aspectos que también afectan a los cambios que se producen en nuestro cabello son una serie de factores sobre los que no tenemos control, como son el clima o el ambiente donde nos encontramos. Pero no desesperes. En el mercado existen productos para evitar el encrespamiento o que el cabello se encrespe en exceso.

Por todo ello, debemos estar atentas a nuestra melena (o nuestro pelo corto), para saber darle lo que necesita en cada una de sus etapas y poder lucir un pelo como recién salidas de la peluquería.