La Navidad está para celebrar todos los buenos momentos vividos durante el año. Es un buen momento además para descubrir los vinos de la bodega Dominio Basconcillos, ubicada en un paraje único de Burgos conocido históricamente como Paraje del Alto del Cura en la Ribera del Duero a 1.000 metros de altura. Carmen y María José Basconcillos, hijas del fundador, José María Basconcillos, y hoy al frente de esta bodega familiar, trajeron a un evento navideño tres propuestas: su Finca de Altura 2022, su Viña Magna Crianza 2020 y su Viña Magna Reserva 2019.

Pero, antes de catarlos, explicaron su proyecto lo que quieren hacer, lo que pretenden construir y lo que les motiva "año tras año, añada tras añada". Una palabra que resume lo que contaron es consistencia. "Empezamos hace 25 años, nuestro padre. Desde el inicio, la esencia de la bodega es innovadora. Nacemos con ese carácter y nosotras ahora lo estamos perpetuando en la evolución de la marca", afirmaron. ¿Por qué son innovadores desde el principio? Porque su padre ubicó el viñedo a 1.000 metros sobre el nivel del mar, en concreto a 960 metros. Este concepto de viñedo en altura está ligado precisamente a viticultura ecológica. Para ellos, esto no es una moda. Fueron precursores y descubrieron, insisten, trabajando su viñedo que la altura va muy ligada a una viticultura ecológica. Aclaran que el resto de Ribera del Duero suele estar a unos 800 y pico o 700 y pico.

"La altura nos da una humedad relativa muy baja, importantísima para la salud del viñedo", continúan. Por cada 100 metros de diferencia de altura, hay un grado menos de temperatura. Les supone eso amplitud térmica entre el día y la noche. Asimismo, por su ubicación, entre la Sierra de la Demanda y la Sierra de Madrid, y su orografía, tienen una ventilación del viñedo que es muy importante "y muy sana para la planta". Otro punto que les hace únicos es que, al haber sido visionarios, no hay viñedos vecinos. Su concepto es quizá más próximo al de un chateau francés, con la bodega en el medio, rodeada de todos los viñedos. En el presente, disponen de 50 hectáreas plantadas. La idea es llegar a 80-85 de aquí a 2025. No desean más, con la intención de que el volumen sea siempre controlado.

¿Por qué su padre se ubicó solo allí? Porque, a partir de 1.000 metros, en aquella época, era bastante más complicado que la uva madurase a tiempo para la vendimia. Por eso, tuvo que ser muy preciso a la hora de elegir el viñedo. El suyo disfruta de muy buena exposición sur. Al estar tan alto, la radiación solar que recibe la uva es mayor, lo que le ayuda a la maduración. En la actualidad, el cambio climático les ha llevado a adelantar la vendimia 15 días. Otro de sus secretos, para hacer lo que hacen, se localiza en sus rendimientos bajos. De media, unos 4.500-5.000 kilos. "Nosotros somos muy coherentes. Año tras año, vamos a contar lo mismo", dijeron. También dejaron claro que es un "único viñedo". Por eso, Dominio en su nombre. Dominio es una tierra que es cultivada por un único viticultor. ¿El resultado? Vinos de calidad, algo novedoso, diferente a lo que se suele tener en casa. Dominio Basconcillos nos trae vinos consistentes, año tras año, que reflejan su origen, lo que se denomina terroir. Carmen y María José Basconcillos han avanzado un poco más en este concepto de terroir en el siglo XXI, para que, cuando alguien cata su vino, sepa que es su vino. Después de 25 años, su uva no tiene nada que ver con una uva que proceda de Valladolid, por ejemplo. Inciden en cómo trabajan el suelo. "Y todos los microorganismos que hay en el suelo. Estamos siendo ecológicos, certificados desde 2004, pero ahora estamos con agricultura regenerativa", señalan.

En resumen, las patas de su trabajo para impactar en ese terroir son viticultura regenerativa y cuidado de los suelos, porque "el suelo es lo que nos garantiza que en 20 años sigamos teniendo un buen vino". Su gestión del viñedo apuesta por términos de prevención y predicción. Es decir, una gestión predictiva a través de estaciones meteorológicas, de gestión GIS y midiendo el estrés hídrico. Todo esto les ayuda a la toma de decisiones. Al final, es naturaleza, pero, en la medida de sus posibilidades, limitando los riesgos. En la parte de vinificación, siempre han tenido una fermentación alcohólica espontánea con levaduras de la bodega. La exclusividad en este caso es del conocimiento de la persona que sabe valorar este producto. El suyo no es un precio inaccesible, intenta llegar a una mayoría, al público general., siempre "con respeto" al producto.

¿Por qué beber sus vinos? "Por nosotras, por el equipo, porque le ponemos ganas, porque las personas detrás del proyecto son lo más importante. Y porque vas a hacer algo que no sueles hacer, que es catar un vino nuevo. Porque somos muy consistentes", responden. Si hay algo que no guste, rápidamente lo trasladan a bodega, porque no viven ajenos al mercado. El vino "hay que disfrutarlo y, para disfrutarlo, el cliente lo tiene que abrir. Ésa es la esencia de todo". El de Dominio Basconcillos es un vino noble, ecológico, muy honesto, muy castellano leonés. Si un día uno se pasa, y toma una copa de más, al día siguiente no va a tener el estómago como para querer morirse. El objetivo con sus vinos es sorprender.

El Finca de Altura 2022 es 100% tempranillo. Es un vino joven que en nariz ofrece aromas varietales de Tinta Fina bien madura y frutas del bosque que se integran perfectamente con los finos y elegantes torrefactos propios de sus ocho meses en barrica nueva. Su paso en boca es amplio, carnoso y con una perfecta acidez que le confiere su singular frescura. Armoniosos taninos dulces y suaves que llenan el paladar de sensaciones agradables.

Por su parte, Viña Magna Crianza 2020 (Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Malbec) proviene de las laderas más inclinadas de su viñedo, unido a los contrastes térmicos que disfrutan en su propiedad. La recompensa es la personalidad y elegancia de este vino singular lleno de matices. Color rojo granate de capa alta con reflejos rubís en el ribete muestran la buena evolución de la crianza. En nariz, a copa parada, equilibrio entre fruta y madera. En aireación aparecen notas minerales características de la elevada altitud y sus suelos calizos que le dan complejidad y viveza. En boca es amplio en medio del paladar, envolvente y con cuerpo redondo.

Con Viña Magna Reserva 2019 (Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot) se comprueba que el invierno con bajas temperaturas seguido de una primavera suave y con precipitaciones dan al viñedo las reservas necesarias para responder a los días secos y calurosos de verano. Su ciclo terminó con oscilaciones térmicas muy marcadas al final de la maduración y la vendimia fue de excelente calidad. Éste es un vino que presenta notas frutales marcadas, propias de la uva, intenso y con amplitud en boca dándole su elegancia característica.