Daniel López Sánchez
www.versosversusvida.wordpress.com
Está el típico cultureta que se interesa por cualquier cosa que huela mínimamente a cultura. Está el que muestra interés por alguna de sus expresiones; cine, literatura, teatro, música, etc. Y luego está quien parece ser alérgico a ella. Este último no solo tiene derecho a renegar de cualquier tipo de manifestación cultural, sino que además no hace daño a nadie más que a sí mismo. Lo que ocurre es que si esa persona es nuestro ministro de cultura, el daño lo sufrimos todos.
Supongo que el Sr. Wert, como ministro de Educación, Cultura y Deporte, debe de saber que la cultura es un derecho amparado por la Constitución. Más aún, es un derecho universal, aunque desde el Partido Popular parece que lo quieren convertir en un artículo de lujo. Solo así se entiende ...
Supongo que el Sr. Wert, como ministro de Educación, Cultura y Deporte, debe de saber que la cultura es un derecho amparado por la Constitución. Más aún, es un derecho universal, aunque desde el Partido Popular parece que lo quieren convertir en un artículo de lujo. Solo así se entiende que tras el decreto aprobado hace ya algunos meses, las joyas o las obras de arte estén sometidos al mismo IVA que una entrada para un espectáculo musical, cinematográfico o de artes escénicas.
Las mentes pensantes de nuestro gobierno deben de creer que para el desarrollo de un país es igual de importante dar facilidades a una minoría para que puedan alimentar su ego y su esnobismo comprando joyas que dar facilidades a la mayoría para que tenga acceso a las distintas manifestaciones culturales que, a la postre, significa formación, conocimiento y libertad.
Por compararnos con algunos países, en Francia el IVA cultural es del 5,5 %, en Holanda del 6%, en Alemania del 7% o en Italia del 10%. Amén de tratarse de tipos mucho más bajos, estos países tienen una serie de contrapartidas que hacen que parte del pago de esos impuestos se reinvierta en el propio fomento de la cultura. Sin necesidad de hacer un profundo análisis de las particularidades de los impuestos aplicados en cada país, es fácil darse cuenta de que el gobierno español no tiene ningún interés en promover el consumo cultural.
El ciudadano medio tiene cada vez más dificultades para poder comprar una entrada para ir al cine o a un concierto. Esto repercute de forma negativa en el entramado “industrial” de la cultura, lo cual se traduce en una oferta cada vez más limitada y de peor calidad, lo que poco apoco incentivará aún más la caída de su consumo. Es decir, la zanahoria está cada vez más lejos, y cuanto más se aleja más pequeña y menos apetecible nos parece, así que al final no sólo acabaremos perdiéndola de vista, sino que además no nos importará porque creeremos que no valía la pena echársela a la boca, y mucho menos al precio que tenía.
Supongo, aunque es mucho suponer, que el gobierno habrá hecho sus cálculos para saber que la rentabilidad económica de la industria cultural para por aplicarle un 21% de IVA. Supongo que creerá además que esto no va a repercutir de forma negativa en la formación educativa y social de la población, especialmente de los más jóvenes.
Espero que no se equivoquen, porque la guinda del pastel a esta situación de crisis económica sería una crisis social que empobrezca, o peor aún, que aniquile por completo nuestra identidad, nuestra libertad, nuestra sensibilidad y nuestro conocimiento.
Todo apunta a que las futuras generaciones van a vivir instaladas en permanentes problemas económicos, en una triste precariedad laboral y en un nivel de vida muy por debajo de lo aceptable. En materia de empleo, impuestos, salud, educación...el gobierno ha tomado repetidamente decisiones equivocadas para el bienestar socioeconómico del país y, por qué no decirlo, decisisones muy acertadas para la presente y futura bonanza financiera de sus propios dirigentes. Si el Sr. Wert sigue con la misma política cultural, esas generaciones además de ser pobres en lo financiero también lo serán en lo cultural.
Veréis que risa cuando nuestros jóvenes además de no tener dinero, tampoco sepan cómo se deletrea.
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