El argán, botánicamente se denomina Argania Spinosa y su nombre se relaciona con la presencia de espinas en su estructura. Es un arbusto que puede llegar a ser un árbol de pequeño tamaño porque vive muchos años. Crece lentamente y posee frutos en cuyo interior se desarrolla la “nuez de argán” que contiene la apreciada semilla.

Crece, fundamentalmente, en el sudoeste de Marruecos, siendo básico en su día a día, incluso a nivel alimenticio porque contiene ácidos grasos saludables que los consumidores aprovechan de manera sencilla y directa. Su explotación abusiva ha generado que sea catalogado como especie “rara” y se encuentre en riesgo de extinción, por lo que los bosques de Argán del noroeste de Marruecos se consideran Reserva de la Biosfera y deben ser protegidos.

Del argán, en Marruecos, se aprovecha todo. La madera en construcción e industria, el fruto se come directamente, de las semillas se extrae un aceite muy apreciado por sus cualidades cosméticas pero también en la cocina y para tratar algunas afecciones, hojas y ramas como alimento del ganado, etc.

El aceite es un líquido rojizo que se extrae al prensar los frutos del Argán. Presenta varios compuestos nutricionalmente interesantes: ácidos grasos insaturados (oleico y linoléico), saturados (palmítico y esteárico), carotenoides, tocoferoles (vitamina E), polifenoles (catequinas), etc. Destacaría que contiene hasta el doble de vitamina E que el aceite de oliva, lo que indica su carácter como potente antioxidante.

Sus propiedades se relacionan con estos componentes químicos y se cree que:

-Puede participar en la reducción del colesterol y la tensión arterial.

-Por su contenido en ácidos grasos, tocoferoles, omega 6 y vitamina E sería antioxidante, estimularía la capacidad cerebral y facilitaría la digestión.

-Sería un buen humectante para la piel seca y la dermatitis. También presentaría capacidad antiedad, regeneradora de la piel y protectora frente a los rayos solares. Revitalizaría el pelo.

-Reduciría el picor producido por hemorroides y hongos.

En la cocina se utiliza como sustituto del aceite de oliva porque contiene mucho ácido omega 9, siendo apropiado para freír alimentos porque no se descompone con facilidad. También puedes utilizarlo para aliñar tus ensaladas, aunque su sabor es similar al de las avellanas y puede resultar más dulce. Mejor que realices cocciones suaves o lo añadas al final del proceso para que no se pierdan sus propiedades.

Debe ser virgen, puro y natural 100% para lograr todos los objetivos beneficiosos. Te recomendamos que lo compres en centros especializados para garantizar que es el indicado. No dejes de utilizar el aceite de oliva; lo que proponemos es que pruebes el de argán y los combines o alternes.