¿Piel sensible? ¿Aparecen ciertos granitos? ¿Existe picor? Si es así, es probable que la situación se haya llevado a empezar una rutina rica en activos calmantes, donde se suelen encontrar ingredientes como la niacinamida, la centella asiática, la zeolita, el pantenol o el bisabolol o los derivados de cobre, componentes que ...
¿Piel sensible? ¿Aparecen ciertos granitos? ¿Existe picor? Si es así, es probable que la situación se haya llevado a empezar una rutina rica en activos calmantes, donde se suelen encontrar ingredientes como la niacinamida, la centella asiática, la zeolita, el pantenol o el bisabolol o los derivados de cobre, componentes que suelen presidir las listas cosméticas por su función hidratante y antinflamatoria.
"Si este es el caso y, aun utilizándolos, notas que la piel mejora considerablemente, pero no del todo, puede que se encuentre en una encrucijada diferente a la que considerabas. Quizás se haya dado cuenta de que la zona con rojeces o granitos se extiende hacia otras áreas, o que baja la inflamación, pero, al tiempo, vuelve a aparecer. Este es un síntoma común en pieles con rosácea, puesto que, al alterarse fácilmente, hay ocasiones en las que se aprecian rebrotes cuando, por ejemplo, hace mucho frío o hay picos de estrés", explica Natalia Abellán, directora técnica de Rosalique.
Sin embargo, puede ocurrir que el problema no se llegue a solucionar porque no se está enfocando desde la perspectiva adecuada. Es decir, puede ser que se esté tratando el síntoma, pero no una causa tal como esta que, resulta, es más que habitual. Es factible que todo se deba a un minúsculo enemigo que habita en la piel. Sí, por enemigo se quiere decir ácaro y su nombre no es otro que el de Demodex Foliculorum, del que ahora todo el mundo está hablando en redes sociales.
Se trata de un parásito que no llega a medir ni medio milímetro y es más que común, aunque, a la par, poco conocido. "Cuando nacemos, no es habitual tener Demodex en la piel, pero con el paso de los años y según incrementamos el contacto con otras personas al socializar, puede ser que se transfieran y habiten en la dermis", explica Raquel González, cosmetóloga y directora de educación de Perricone MD.
Aunque no hay estudios concluyentes sobre cuánta gente posee Demodex, "es más que habitual, sobre todo está presente en pieles con tendencia a grasa, ya que habitan en el folículo piloso y se alimentan del sebo. Se estima que, mínimo, lo tiene el 23% de la población y no se descarta que el 100% lo hayamos alojado en algún punto de las vidas", argumenta Estefanía Nieto, directora técnica de Medik8. Pero las pieles con rosácea, precisamente, suelen tener menos grasa, ¿no?
"Las pieles con rosácea suelen tener su barrera comprometida. Puede ser que un tejido que tiene mucho sebo acabe modificando sus patrones debido a la presencia del Demodex, el cual va alimentándose de los lípidos del tejido y lo va erosionando mientras se va desplazando con sus ocho garras. Es decir, una piel grasa puede convertirse en seca e hipersensible a causa de este parásito", concluye Marta Agustí, directora técnica de Boutijour. De este modo, muchos brotes de granitos que se alargan en el tiempo o de rosácea, provienen de Demodex y no de una patología cutánea como tal.
"Para ponernos en alerta, lo fundamental es atender a los síntomas. Cuando se sufre de Demodex, la piel suele presentar rojeces como las de la rosácea debido a la irritación que produce en el tejido", expone Mireia Fernández, directora técnica de Omorovicza. Es decir, si se cree que se puede tener rosácea, acné (siempre que los granitos sean rojos y pequeños o con pequeñas puntas blanquecinas) o un eccema, y el tratamiento que se está probando no funciona, quizás debamos revisar la opción B, la del Demodex. "Para ello, conviene siempre acudir a un dermatólogo que pueda extraer una muestra por cristal adhesivo y analizarla con microscopio. De este modo, podrá ver si hay presencia del microbio o no", añade la experta.
Lo normal es que, una vez identificado de la mano de un dermatólogo experto, se trate por vía tópica con cremas bactericidas y antimicrobianas. No obstante, durante el transcurso del tratamiento, la rutina facial se puede completar con productos que reduzcan los efectos secundarios del Demodex, como las irritaciones, rojeces, etc. "Para ello, siempre favorecerán aquellos ingredientes que estén destinados a calmar, como el cannabidiol o la niacinamida", explica Raquel González, desde Perricone MD.
Por otro lado, de cara a prevenirlo, tanto si se ha pasado por él como si no, las dos claves imprescindibles se llaman: higiene y exfoliación. "Al fin y al cabo, se trata de intentar evitar que se acumule sebo y suciedad en los poros para que el Demodex no tenga dónde alojarse ni de qué alimentarse. Muchos casos de Demodex suelen venir por pieles maquilladas que no hacen procesos de limpieza exhaustivos con doble limpieza, con un limpiador con base oleosa y otro acuosa, como pueden ser un bálsamo limpiador y un gel limpiador. También se aprecia en gente que no exfolia la piel las veces recomendadas, dos o tres veces por semana, lo que hace que puedan bloquearse los poros con células muertas y grasa", concluye Sonia Ferreiro, cosmetóloga y biotecnóloga y en Byoode.