Desde hace ya un tiempo que los aguacates han entrado con fuerza en las cocinas españolas. Gracias a su versatilidad, el aguacate se ha convertido en un ingrediente fácil de incorporar en diferentes platos, como ensaladas, tostadas o guacamole. Pero lo que pocos saben es que no solo es aprovechable la pulpa, sino que también se puede reutilizar su hueso y su piel de distintas formas para aprovechar todo su potencial.

¿Por qué es el aliado perfecto del mundo del cuidado personal? El aguacate no sólo hidrata, sino que también ayuda a combatir las arrugas y líneas de expresión gracias a sus propiedades antioxidantes. Estos contienen carotenoides, un pigmento característico de muchas frutas, que se encuentran en el interior de las células vegetales que ayudan a un mejor bronceado y actúa como protector natural, además de promover la elasticidad de la piel. Pero, sobre todo, es una de las frutas con más grasas saludables, por ello suele recomendarse para pieles sensibles, secas y deshidratadas. Su gran contenido en vitamina E (que aporta a la piel luminosidad e hidratación) y sus aceites naturales pueden penetrar profundamente en ella contribuyendo a reducir así las arrugas y el envejecimiento de la piel. También su alto contenido en vitamina B, como la biotina, contribuye a proteger el cabello de la sequedad, controlar la pérdida del mismo y reparar el cuero cabelludo.

La Organización Mundial del Aguacate propone tres maneras para no malgastar los restos del aguacate y a la vez mejorar tus rutinas de belleza de forma natural y casera:

El aguacate no sólo hidrata, también ayuda a combatir las arrugas y las líneas de expresión gracias a sus propiedades antioxidantes. Puedes aprovechar estos beneficios aplicando la piel del aguacate directamente sobre el rostro, e incluso en la zona del contorno de ojos, siempre evitando el contacto directo con el ojo, cortando finas bandas y aplicándolas sobre el contorno de los ojos. Déjalas actuar unos diez minutos y, con un uso regular, podrás notar resultados muy positivos.

Las propiedades hidratantes de la cáscara permiten que puedas usarla como bálsamo para las manos o los pies. Basta con colocar la parte interior de la piel en los pies o manos y frotar en las zonas que necesitan una buena dosis de hidratación. Es una forma estupenda de conseguir una piel suave como la de un bebé sin sin salirte de tu presupuesto.

Escoge un aguacate bien maduro y extrae su pulpa, y machácalo hasta conseguir un puré. A continuación, para que la miel se integre mejor con el aguacate, disuélvela en el agua caliente. Cuando esté disuelta hay que añadirla al aguacate molido. Es el momento de aplicarlo sobre el rostro, evitando ojos y boca, y dejándolo actuar 15 minutos, para lograr una hidratación óptima. Finalmente, enjuágate la cara con abundante agua tibia para no dejar rastro de la mascarilla.

Aunque resulte menos obvio, el hueso de aguacate también se puede reutilizar en tu rutina de belleza, transformándolo en un exfoliante natural. Para preparar este exfoliante casero se necesitan huesos de aguacate y aceite de oliva, de almendras o de coco. Hay que trocear los huesos de aguacate en trozos muy pequeños o rallarlos y colocarlos en un tarro de cristal que esté seco. Agregar el aceite y mezclar hasta que quede con una textura parecida a una pasta. Una vez lista, métela en la nevera para evitar que se oxide. Para su aplicación se frota durante 10 minutos y se puede repetir varias veces durante la semana.

Los aguacates son la alternativa natural para el cabello dañado y maltratado, muy útiles si quieres nutrirlo, promover su crecimiento, revitalizarlo o prevenir caspa. Se puede usar solo, o mezclado con aloe vera, ya que sus nutrientes de fácil absorción, se impregnan en el cuero cabelludo a través de los microporos, ayudando a reparar daños que provoquen un aspecto maltratado y débil. Además, esta mascarilla casera tiene una fácil aplicación ya que solo has de frotar el aguacate triturado por todo el pelo y dejarlo reposar para que actúe durante 30 minutos. Una vez transcurrido este tiempo, enjuaga con abundante agua tibia y repite de 2 a 3 veces por semana.