Tras la pandemia puede que esta idea haya resurgido de nuevo, ya que muchas familias tras pasar tanto tiempo en el interior de sus hogares se dieron cuenta de las carencias que tenían. Muchas de las viviendas no tenían balcón, ni terraza o ni jardín y sus cocinas y salones estaban desaprovechados. Las habitaciones eran más bien compartimentos pequeños en lugar de espacios abiertos y luminosos. De hecho, algunas personas se mudaron a otras residencias tan pronto como la situación se lo permitió, optando por aquellas que ofrecían las comodidades que tanto ansiaban: viviendas luminosas y espaciosas, con zonas exteriores y rodeadas de naturaleza. La exposición `Suburbia. La construcción del sueño americano´ guarda algo de conexión con esta idea, ya que se centra en este modelo urbanístico idealizado en el que poder disfrutar de la tranquilidad, alejado de la contaminación y del ajetreo diario que se vincula a las grandes urbes. Sin embargo, en ocasiones, este lugar de residencia está tan apartado que se necesita utilizar el coche para todo: desde hacer la compra, pasando por ir al médico o a la farmacia, hasta para realizar alguna actividad de ocio y entretenimiento. Además, en un momento en el que el teletrabajo está en auge, muchos experimentan las limitaciones de su conexión a Internet, con caídas de red, conexiones lentas y una cobertura móvil deficiente al intentar realizar llamadas telefónicas.  

El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) alberga hasta el 8 de septiembre esta muestra, que se remonta hasta los orígenes de estos barrios residenciales de principios del siglo XIX. En aquel entonces, trasladarse a las afueras de las ciudades se posicionaba como la mejor de las opciones motivada por la comunicación vía ferrocarril, tranvía o automóvil y la percepción de que vivir en las ciudades tenía sus riesgos. Pero quizás el momento en el que se le dio un mayor repunte fue tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los combatientes consideraron construir un hogar en los suburbios, dando lugar a viviendas unifamiliares totalmente equipadas con los electrodomésticos de la época. A partir de entonces, los medios audiovisuales trataron de reproducir este paisaje idealizado. Aunque en sus inicios este modelo era accesible solo para algunos privilegiados, una vez adentrados en los sesenta se expandió a más familias: "con el patrocinio del estado, Suburbia se erigió en un paraíso vetado a las minorías raciales. Pero poco a poco, ya en los años sesenta, las puertas del paraíso se fueron abriendo a los afroamericanos y a otras minorías dando lugar a un éxodo blanco, el llamado white flight", explican en la nota de prensa de la exposición.

Cuando el sueño americano se convirtió en una pesadilla

A partir de aquí el miedo y la situación de inseguridad comenzó a hacer mella entre la población que vivía en estos espacios. Los residentes tomaron medidas para proteger sus casas: "se corrieron cerrojos y se instalaron alarmas", apuntan en la nota. Después de esta etapa, a partir de los años 90, esta forma de vida continuó expendiéndose. Ejemplo de ello es en Estados Unidos, donde "hoy en día, 8 de cada 10 norteamericanos viven dispersados y las viviendas unifamiliares siguen representando el 75% de las zonas residenciales donde las nuevas generaciones continúan soñando vivir". Se abre paso a la "nueva suburbia" que se compone de "comunidades muy dispersas", comentan.

En nuestros días se habla de la "urbanización regional dispersa" y se opta porque estas áreas residenciales sigan el mismo patrón de diseño, estando repartidas por diferentes partes, tal y como se explica en el documento.

La exhibición, comisariada por el periodista Philipp Engel y que ha contado con el asesoramiento del geógrafo Francesc Muñoz, se apoya de "material histórico, fotografías, pinturas, audiovisuales, literatura, obras de arte u objetos cotidianos" para mostrar este modelo residencial y hacernos reflexionar sobre "el valor de la ciudad y el espacio público hoy", apuntan.

FOTO PRINCIPAL.: Greg Stimac. Chandler, Arizona de Mowing the Lawn portfolio, 2006. Impressió digital. Museum of Contemporary Photography, Columbia College Chicago.