Carmen Reija
No poder dormir resulta desesperante. Si eres de los que sufren este problema lo entenderás perfectamente. El insomnio es la más común de las enfermedades del sueño y provoca que te sientas cansado todo el día y no puedas afrontar adecuadamente tus actividades cotidianas. El sueño es de baja calidad y no mejora aunque pases un mayor número de horas acostado.
No todos los insomnios son iguales, pero sí que causan los mismos problemas. Puede ser de conciliación, de mantenimiento o terminal y sus causas muy diversas (estrés, depresión, artritis, ronquidos, alimentos, etc.) y suele agudizarse en ciertas épocas del año (otoño y primavera, fundamentalmente). Algunas pautas que pueden ayudar te a ...
No todos los insomnios son iguales, pero sí que causan los mismos problemas. Puede ser de conciliación, de mantenimiento o terminal y sus causas muy diversas (estrés, depresión, artritis, ronquidos, alimentos, etc.) y suele agudizarse en ciertas épocas del año (otoño y primavera, fundamentalmente).
Algunas pautas que pueden ayudar te a mejorar la situación: dormir solamente el tiempo preciso para lograr un despertar descansado, establecer y seguir unos horarios estrictos, controlar las condiciones ambientales, mejorar la dieta habitual (alimentos ricos en vitaminas del complejo B o la asociación de calcio y magnesio), prescindir del consumo de café, té, bebidas de cola o alcohólicas y tabaco poco antes de acostarse, etc.
Acude a tu médico que, tras diagnosticar lo que ocurre, prescribirá -o no- el tratamiento farmacológico adecuado, que debe ser realizado siguiendo estrictamente el criterio del médico que lo ha prescrito.
Los partidarios de la medicina alternativa suelen recurrir a otros remedios “naturales”. Suele recomendarse espino albar, valeriana, amapola y pasiflora, ya sea en forma de cápsulas o como infusión, aisladas o combinadas entre sí y siempre bajo el consejo de los profesionales de la salud, puesto que son susceptibles de interferir con otros tratamientos.
Especial mención merece el lúpulo, planta típica de las zonas húmedas y frías de Europa y que se utiliza desde tiempos de los romanos para ayudar a conciliar el sueño, pues usaban almohadas rellenas de hojas de esta planta.
Su nombre científico es Humulus lupulus y se emplea para preparar cerveza, aunque sus propiedades la hacen muy útil en casos de ansiedad y nerviosismo, mejorar el descanso y tratar la jaqueca. Es importante señalar que tiene flores femeninas y masculinas, lo que debe ser tenido en cuenta en el momento de preparar los productos fitoterapéuticos.
En su composición química destacaría: eugenol, ácidos (ascórbico, clorogénico, etc.), quercetina, taninos, aminoácidos (lisina, prolina, valina, etc.), minerales (calcio, zinc, selenio, etc.) y vitaminas (grupo B y C).
Se recomienda una infusión preparada con una cucharada de flores femeninas antes de dormir que mejora la calidad del sueño y es eficaz para tratar la jaqueca, debido a la presencia de eugenol y principios amargos.
Por su contenido en ácidos cafeico, clorogénico y ascórbico y zinc es útil para problemas de la piel. Se aplica la tintura diluida en agua en la zona a tratar eccemas, dermatitis o úlceras. También se emplea en artritis e inflamaciones.
No se recomienda en depresión o embarazo y debemos señalar que su olor puede producir náuseas. También se han descrito reacciones alérgicas de contacto al tocar la piel de personas sensibles. En exceso puede causar efectos adversos como estreñimiento, cefalea, mareo, náuseas, etc. Cuidado con la combinación de lúpulo y medicamentos sedantes e hipnóticos, pues incrementa el efecto de estos fármacos.