Entre el trabajo, las tareas del hogar, las actividades escolares y la crianza, encontrar un momento para el sexo se vuelve un reto. Ante esto, algunas parejas optan por calendarizar sus relaciones sexuales, una estrategia que divide opiniones. ¿Es una solución práctica o el inicio del fin de la pasión? ...
Entre el trabajo, las tareas del hogar, las actividades escolares y la crianza, encontrar un momento para el sexo se vuelve un reto. Ante esto, algunas parejas optan por calendarizar sus relaciones sexuales, una estrategia que divide opiniones. ¿Es una solución práctica o el inicio del fin de la pasión? Analicemos los pros y contras de esta decisión. Así que, vamos a enumerar los pros y contras de calendarizar la intimidad de la pareja.
Ventajas de programar el sexo en pareja
Para algunos, programar encuentros íntimos es una manera de asegurarse de que la pasión no se pierda en medio de la rutina.
- Priorizar la intimidad: En medio del caos diario, el sexo suele quedar relegado. Ponerlo en la agenda garantiza que la pareja se dedique tiempo de calidad, reforzando la conexión emocional y física.
- Reducción del estrés: Saber que hay un momento establecido para la intimidad puede reducir la ansiedad o la frustración que surge cuando el deseo es interrumpido constantemente por el cansancio o los deberes parentales.
- Mejor comunicación: Hablar sobre horarios y expectativas fomenta la comunicación en la pareja, ayudando a identificar deseos y necesidades que muchas veces quedan en el olvido.
- Anticipación y excitación: Saber que hay una cita para el placer puede generar una sensación de expectativa y coqueteo previo, lo que aviva la pasión.
- Más equidad en la relación: Cuando ambos acuerdan los tiempos de intimidad, se evitan reproches y se promueve una dinámica más equilibrada donde ambos se sienten escuchados.
Inconvenientes de calendarizar el sexo
Para otras parejas, la falta de espontaneidad puede restarle atractivo al encuentro.
- Pérdida de espontaneidad: Para muchas personas, la improvisación es clave en la pasión. Si el sexo se vuelve una tarea más en la agenda, podría percibirse como una obligación y no como un momento de placer.
- Presión y expectativas altas: Saber que "toca" tener sexo en un día determinado puede generar ansiedad si uno de los dos no está en el estado de ánimo adecuado, lo que podría derivar en frustración o incomodidad.
- Riesgo de mecanización: Si la rutina se vuelve demasiado estricta, el sexo podría perder su chispa, convirtiéndose en un acto predecible y sin la emoción de lo inesperado.
- Dificultad para adaptarse a imprevistos: Con niños en casa, siempre pueden surgir imprevistos: enfermedades, pesadillas, actividades escolares de última hora. Si la pareja se aferra demasiado a la agenda, cualquier interrupción podría generar frustración y desmotivación.
- Menos pasión espontánea: Programar el sexo puede hacer que se dejen pasar oportunidades naturales de intimidad cuando surge el deseo espontáneo, solo porque "no está en el calendario".
La respuesta depende de cada pareja. La clave está en encontrar un equilibrio: tener una planificación flexible que permita mantener la chispa sin convertir la intimidad en una obligación. Por ese motivo, si decides probar esta estrategia, una buena opción es combinar la planificación con momentos espontáneos, probar nuevas experiencias y, sobre todo, mantener la comunicación abierta con tu pareja. Lo importante no es cuándo ni cuánto, sino cómo se vive la intimidad en pareja. ¡Atrévete a probar y descubre qué funciona mejor para ti y para tu pareja!