Las vitaminas son nutrientes necesarios en pequeñas cantidades para un funcionamiento normal del organismo y sirven para activar enzimas relacionadas con el metabolismo, la formación celular, la reparación de tejidos y otros procesos. Las más importantes son: A, C, D, E, K y las del grupo B (B1, B2, B3, B6, B12 y acido fólico fundamentalmente).

El aporte de estos elementos se consigue con la dieta habitual si la planificas de manera equilibrada. No es recomendable tomar suplementos vitamínicos innecesariamente, ni siquiera los “naturales”. Deben ser pautados por el médico y administrados en momentos puntuales en los que sean imprescindibles.

Cuidado porque tanto el déficit como el exceso de ciertas vitaminas pueden dañar al organismo, estando cuantificadas las cantidades en función de nuestras características (edad, peso, enfermedades, etc.) y sólo el médico puede indicarnos la necesidad de suplementarlas.

Aunque hay vitaminas en muchos alimentos, el cocinado o el procesado industrial destruye una gran parte, por lo que se recomienda el consumo de frutas que contienen beta caroteno y vitaminas C y A. Una persona sana sin indicaciones especiales consigue alcanzar los niveles recomendados si consume 2-3 piezas de fruta al día.

Un desequilibrio alimentario puede generar carencias o excesos específicos de vitaminas o minerales que influyen negativamente sobre el organismo. Así:

-La escasez de vitamina A genera problemas de visión y facilidad para contraer problemas infecciosos. El exceso puede causar defectos congénitos.

-La escasez de vitamina C provoca sangrado de encías, piel áspera y seca, dolor articular, anemia, etc. En exceso puede causar molestias intestinales, diarreas, dolor estomacal y exceso de absorción de hierro.

-La carencia de vitamina D provoca alteraciones óseas, problemas dentales y alteraciones metabólicas. En exceso puede causar problemas intestinales, daños renales y pérdida de peso.

-El déficit de vitamina E causa problemas en la piel, dificultades en el equilibrio, cansancio, etc. Un exceso tampoco es conveniente pudiendo provocar sangrados y hemorragias a distintos niveles.

-Respecto a la vitamina K, su déficit provoca hematomas y sangrados. Cuidado especial quienes están a tratamiento con anticoagulantes que deberían reducir la ingesta de alimentos ricos en esta vitamina.

-La escasez de B1 (tiamina) causa alteración del sistema nervioso como depresión, irritabilidad, falta de concentración o memoria y otros problemas asociados.

-La carencia de B2 (riboflavina) provoca fatiga, problemas oculares, cutáneos y bucales, etc.

-Una deficiencia de B3 (niacina) causa depresión, alteraciones del sistema nervioso, fatiga, úlceras bucales, problemas de encías, cutáneos y digestivos, anemia, náuseas, fatiga, vómitos, etc.

-La falta de B6 (piridoxina) genera irritabilidad y depresión.

-La carencia de vitamina B12 provoca alteraciones en el sistema nervioso y cursa con debilitamiento general.

-El déficit de ácido fólico se manifiesta con diarrea, pérdida de peso, dolor de cabeza y lengua, irritabilidad, taquicardia, etc.

Si crees que no ingieres la suficiente cantidad de vitaminas, consulta la situación a tu médico y él decidirá lo que debes hacer. Evita el aporte de estos compuestos utilizando medicamentos salvo su orden expresa y control directo.