Cómo los cambios internos impactan en tu salud mental

J.Lizcano

La salud mental femenina es un tema tan complejo como apasionante. A lo largo de la vida, las mujeres experimentan cambios hormonales constantes que impactan directamente en su estado de ánimo, sus niveles de energía, su autoestima y su bienestar general.

23/04/2025

Las hormonas no solo regulan funciones biológicas básicas; también influyen poderosamente en cómo nos sentimos. Estrógeno, progesterona, cortisol y serotonina son solo algunas de las protagonistas en este delicado equilibrio. Entender este vínculo profundo entre hormonas y emociones es un primer paso para cuidar de nuestra salud mental de manera ...

Las hormonas no solo regulan funciones biológicas básicas; también influyen poderosamente en cómo nos sentimos. Estrógeno, progesterona, cortisol y serotonina son solo algunas de las protagonistas en este delicado equilibrio. Entender este vínculo profundo entre hormonas y emociones es un primer paso para cuidar de nuestra salud mental de manera consciente y compasiva.

Por ejemplo, el estrógeno tiene un efecto positivo sobre la serotonina, conocida como la "hormona de la felicidad". Cuando los niveles de estrógeno bajan, como sucede antes de la menstruación o durante la menopausia, muchas mujeres pueden sentir tristeza, irritabilidad o ansiedad sin una causa evidente. La progesterona, por su parte, tiene un efecto calmante en el cuerpo, pero sus niveles fluctuantes también pueden generar sensación de fatiga, cambios de humor e incluso episodios de llanto repentino.

Entender que hay una base biológica detrás de muchas de estas emociones ayuda a eliminar el estigma de "ser demasiado sensible" o "estar exagerando". No es debilidad: es biología.

Ansiedad y depresión: más allá de las estadísticas

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres son casi el doble de propensas a sufrir ansiedad y depresión que los hombres. Este dato no es casualidad: la combinación de factores hormonales, sociales y emocionales crea un terreno fértil para el desarrollo de estos trastornos.

Ansiedad: En épocas de desequilibrio hormonal -como el síndrome premenstrual (SPM), el posparto o la perimenopausia-, es común experimentar aumento de la preocupación, sensación de ahogo o dificultad para relajarse.

Depresión: Las bajas de estrógeno pueden contribuir a la disminución de serotonina, provocando sentimientos de desesperanza, tristeza profunda o desinterés en actividades que antes resultaban placenteras.

Sumado a esto, las exigencias sociales, los roles de cuidado y la presión estética también son factores que afectan la salud mental femenina. Por eso, reconocer el peso de los cambios hormonales es clave para pedir ayuda a tiempo y tratarnos con más empatía.

Autoestima y cambios hormonales

La autoestima también puede verse afectada por el vaivén hormonal. Durante ciertas fases del ciclo menstrual, es común sentirnos más inseguras o insatisfechas con nuestro cuerpo o nuestras capacidades. Estos cambios no son "caprichos"; tienen una base neuroquímica real.

Asimismo, etapas de la vida como el embarazo, el posparto o la menopausia traen transformaciones físicas y emocionales que pueden desafiar la imagen que tenemos de nosotras mismas. Saber que estos sentimientos son naturales y temporales ayuda a abordarlos con más amabilidad y menos autocrítica.

Trabajar la autoestima en estos momentos puede implicar acciones sencillas pero poderosas: practicar el autocuidado, rodearnos de redes de apoyo, hablar con un profesional y recordarnos que nuestro valor va mucho más allá de nuestra apariencia o productividad.

Cuidar la mente y el cuerpo: un acto de amor propio

La salud mental femenina necesita ser abordada de forma integral. No se trata solo de tratar síntomas, sino de entender a nuestro cuerpo como un todo que merece atención, descanso, movimiento y nutrición consciente. Por eso, vamos a enumerar algunas acciones que pueden marcar la diferencia:

Mantener una alimentación equilibrada, rica en nutrientes que favorecen el equilibrio hormonal.

- Dormir adecuadamente para permitir la recuperación física y emocional.

- Practicar técnicas de manejo del estrés como la meditación, el yoga o la respiración consciente.

- Buscar ayuda profesional cuando sea necesario, sin miedo ni vergüenza.

- Validar nuestras emociones y permitirnos sentir, sin juicios.

Por todo ello, es importante recordar que tanto nuestra mente como nuestro cuerpo están en constante conversación. Escucharlos con amor y respeto es el mejor regalo que podemos hacernos.

 

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