Si bien es cierto que no existen estudios concluyentes que relacionen la buena alimentación o los complementos alimenticios con la mejora y subida de la libido, seguro que nunca nos vendrá bien para ello y para nuestro organismo consumir una alimentación saludable o ciertos productos que, en cualquier caso, nos pueden ayudar a encontrarnos mejor en general.

¿Qué es la libido?

La libido es, para la Real Academia (RAE), el "deseo sexual, considerado por algunos autores como impulso y raíz de las más varias manifestaciones de la actividad psíquica". La definición médica que ofrece desde 1968 el tesauro de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos (MeSH) es el "impulso psíquico o la energía asociada con el instinto sexual en un sentido amplio (búsqueda del placer y del objeto de amor).

Alimentar nuestro deseo

Existen algunos estudios en los que se dice que alimentos como las almendras, la L-arginina, la granada y su zumo pueden contribuir a la excitación. También se habla del chocolate o de los mariscos como afrodisiacos naturales.

En cuanto a las plantas medicinales parece ser que hay ciertas plantas con prometedores efectos sobre la libido humana en forma suplemento natural. Uno de los que más se habla últimamente es el ñame silvestre. Una planta que contiene una sustancia química denominada diosgenina, a partir de la cual se puede sintetizar en el laboratorio una nueva sustancia llamada dehidroepiandrosterona (DHEA), como alternativa natural a los estrógenos, sustancia que aumenta la energía y el deseo sexual en hombres y mujeres e incluso es capaza de tratar la infertilidad, aunque no hay resultados concluyentes.

Vigila los niveles de hierro y cobre

El hierro y el cobre son dos minerales implicados en la libido humana. No obstante, su papel es muy complejo, dado que tanto su defecto como su exceso afectan de forma negativa a la libido y a otros parámetros relacionados con la sexualidad o la reproducción humana, como la formación de espermatozoides. La prescripción de hierro o cobre debe quedar en manos de un profesional sanitario tras sopesar bien pros y contras.

A mejor salud, mejor libido

De una manera u otra, lo importante es vigilar que no aparezcan problemas físicos o psicológicos que acaben con nuestra sexualidad. Las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes tipo 2 influyen mucho en nuestra salud sexual. Prevenir las enfermedades crónicas que deterioran nuestra salud pasa, según la Organización Mundial de la Salud, por incrementar las horas de actividad física, abandonar el tabaco, seguir una dieta saludable y consumir la menor cantidad posible de alcohol.

Por último, pero no menos importante, las personas con buena salud tienen casi el doble de posibilidades de estar interesadas en el sexo que aquellas con mala salud.