Te sientes más nerviosa, pero esa presión también le afecta a la piel". A pesar de ello, "con los ingredientes cosméticos adecuados, se puede resetear la piel y devolverle la calma".

¿Qué es la cara de cortisol?

Tras una semana de tensión, la piel puede volverse más apagada, áspera y reactiva. Raquel González lo explica como "un estado de supervivencia de la piel. Se inflama, pierde su capacidad de regenerarse bien y empiezan a aparecer signos de fatiga. No es solo una cuestión estética, sino un reflejo de lo que está pasando en el interior".

Mireia Fernández, directora dermocosmética de Perricone MD, añade que "el cortisol elevado afecta directamente la función barrera, que hace que la piel pierda agua y se vuelva más vulnerable. Esa sensación de tirantez y sequedad extrema es una señal clara de que se necesita calmarla y nutrirla".

1. Ingredientes calmantes que restauran

Durante los picos de estrés, la piel se inflama y pierde su capacidad de respuesta. Por ello, se recomienda el uso de activos regeneradores y antiinflamatorios. "La niacinamida es una gran aliada en estos casos en los que el cortisol se dispara porque ayuda a disminuir el enrojecimiento y refuerza la piel contra las agresiones externas", explica Raquel González. Además, destaca el madecassoside como un ingrediente clave por sus propiedades regenerativas y calmantes.

Desde Medik8, Estefanía Nieto aconseja añadir derivados del cobre: "Este mineral tiene propiedades antiinflamatorias y favorece la reparación cutánea, ideal para pieles alteradas por el estrés".

2. Equilibrar la barrera cutánea desde dentro y fuera

Cuando la barrera de la piel se debilita, aumentan las probabilidades de irritación y deshidratación. En estos casos, se priorizan fórmulas que fortalezcan la microbiota. "Son mucho más equilibrantes los probióticos, que ayudarán a controlar la microbiota de la piel, reduciendo la sensibilidad y fortaleciendo su resistencia", comenta Estefanía Nieto.

Sole Urrutia, directora nutricional de Advanced Nutrition Programme, refuerza esta idea al destacar que "los probióticos no solo se pueden aplicar, también los podemos consumir de manera oral con un dermocosmético".

Además, los adaptógenos se posicionan como grandes aliados. Isabel Reverte, directora dermocosmética de Ambari, explica que "setas como la maitake, la shitake o el hongo chaga tienen efecto antiinflamatorio y regenerador, además de aportar antioxidantes".

3. Aromaterapia como refuerzo sensorial

Más allá del cuidado tópico y oral, los aceites esenciales se consolidan como herramienta para reducir el cortisol. Bella Hurtado, directora dermocosmética de Aromatherapy Associates, apunta que "el vetiver es un gran aliado para calmar la piel y reducir la sensación de fatiga, mientras que el sándalo tiene un efecto reconfortante que ayuda a minimizar la inflamación. La camomila, por su parte, es un clásico antirojeces con un poder calmante instantáneo".